Se hace necesario entonces, replantear planes de estudio, estrategias de enseñanza y aprendizaje ,que a partir de procesos de investigación, determinen la pertinencia de incorporar nuevas áreas del conocimiento que aporten a los contextos en los cuales se desenvuelven los estudiantes y a las necesidades de formación para cerrar brechas de inequidad y ofrecer herramientas cognitivas y emocionales, para enfrentar un mundo lleno de complejidades, como lo plantea Morín.
Las zonas rurales y urbanas, especialmente del sector oficial, requieren una reflexión desde la Gestión escolar, que conlleve a mejorar el plan de estudios, las prácticas pedagógicas y que aporte al aprendizaje útil, necesario, actualizado, con la participación de los actores sociales (directivos y docentes), en la búsqueda de escenarios que eleven la calidad de la educación.
Por ejemplo, a los niños y adolescentes habría que enseñarles transacciones financieras en un proceso claro, que entienda que cuando hay un crédito bancario, el interés asciende y se configura en un pago a capital y otro a los intereses, demostrando así de manera útil, las implicaciones de un crédito en su vida económica.
Se requiere del liderazgo educativo, pertinente su fundamentación en la teoría de los intereses de Hábermas, desde la perspectiva crítica-social, que argumente transformaciones en las rutas de la gestión escolar.
Pero se demanda cualificar el personal, conocer buenas prácticas que pueden lograrse a través de universidades, de instituciones o colegios, que, en aras de aportar a la comunidad, estén dispuestos a compartir su conocimiento como un hecho social. Igualmente, las buenas prácticas pueden encontrarse a través del sustento científico, de congresos o simposios, de encuentros en paneles con expertos.
Urgente que la educación transforme muchas prácticas que conlleven a encontrar la utilidad del conocimiento, actualizar los aprendizajes, a desarrollar la investigación en el aula de clase como una estrategia de descubrimiento, a poner al servicio del proceso de enseñanza y aprendizaje las herramientas tecnológicas, la inteligencia artificial, la inteligencia emocional, esta última categoría, como una de las exigencias más sentidas precisamente por el incremento de sentimientos y emociones que se han exacerbado y que aparecen en un estudio del Dane de septiembre del año 2022, sin que haya una intervención oportuna en una gran número de casos.
En los directivos recae gran responsabilidad, porque con su liderazgo debe garantizar no solo los aspectos de carácter administrativo, dedicados a cumplir normas de la legislación escolar nacional, las cuales demandan un alto porcentaje de su desempeño, sino también y de manera fundamental, el énfasis en los procesos pedagógicos, didácticos y curriculares, con el conocimiento y competencias para el clima emocional en la organización escolar.
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