"El malestar en la cultura"

Es el título de una gran obra de Sigmund Freud, médico, neurólogo, austriaco, fundador del psicoanálisis; en ella presenta un importante enfoque en la comprensión de la personalidad humana y sus relaciones sociales. Entre los muchos aciertos en su obra, destaca la manera de llegar a establecer, lo que estrictamente a de calificarse como “cultura”. Empieza por aceptar que el elemento cultural, está totalmente enraizado, en la primera tentativa que se hizo para regular, las relaciones sociales, pero muy especialmente en las instancias de autoridad y poder; insiste que sin este equilibrio estas relaciones (culturales) quedan al arbitrio del más fuerte, que fija a conveniencia de sus intereses y de sus tendencias instintivas.

Al imponerse la comunidad como “Derecho” se sustituye el poderío individual por el de la comunidad, lo cual representa el paso decisivo hacia la “Cultura”, generando como primer requisito el orden jurídico, en la justicia, que impide que los intereses personales, o de un pequeño grupo, pase por encima del establecimiento de un “Derecho de comunidad”, otorgado en una sociedad de iguales. Derecho que otorga  el cumplimiento de la Justicia Social, especialmente en relación al manejo de los recursos asignados para cubrir todos los frentes que exige el devenir cultural. 

Es así que el patrimonio cultural (arquitectónico, artístico, ambiental) de gran connotación histórica en el cual  el autor insiste que debe prevalecer la belleza, el orden y la limpieza, como requisitos fundamentales de las “Exigencias Culturales”. Lo cual no se ha manifestado en la custodia de bienes culturales que están bajo el cuidado y protección de la Administración Municipal,  lo cual propicia “Malestar Cultural” en ciertos sectores de la cultura por esa tendencia al natural descuido,  a la irregularidad y a la informalidad que no ha sido solamente en esta administración, la cual tiene la oportunidad de no heredar, estas situaciones de malestar cultural a la nueva administración. En varias oportunidades se ha solicitado que se atienda escenarios que están ubicados en  el centro de Ibagué  y que se encuentran  en deterioro, los cuales con un recurso mínimo, se les puede devolver su grandeza, 

“Las obras monumentales de los pueblos son portadores de mensajes espirituales del pasado, conservan en el presente, el vivo testimonio de la tradición de los tiempos”. El monumento del Libertador “Simón Bolívar” en el Parque Bolívar, se encuentra en un gran deterioro, se convirtió en nada más contrario, a la voluntad general como presupuesto de ley, además su lección educativa es nefasta, contradiciendo lo expresado en las aulas escolares como el Libertador y padre de la Patria, contradiciendo el esfuerzo de los docentes por cumplir su misión de educadores. 

El siguiente patrimonio olvidado que lleva el nombre del insigne tolimense Darío Echandia, no hay nada que lo identifique como un espacio cultural que exalte su memoria. En la plazoleta Santa Librada el descuido es total, sitio de la memoria de nuestra raza indígena, con la escultura de la indígena Dulima; además se encuentran unas placas deterioradas en homenaje a ilustres personajes que se destacaron en su contribución a que hoy seamos llamados “Ciudad Musical”, las cuales se encuentran en un sitio equivocado a los pies de la Cacica Dulima. Nuevamente es un llamado al Señor Alcalde, a la Secretaria de Cultura Municipal y al Consejo Municipal de Cultura para que atiendan estos sectores que son testimonio de valor cultural. 



 

MARÍA YOLANDA JARAMILLO

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