La Calle: Del parqueo prohibido

En el centro de Ibagué tenemos, por lo menos, dos sitios emblemáticos en donde las señales de no parqueo son adornos inútiles, por su inoperancia.

Las normas de tránsito son para respetarlas. O se obedecen por convicción, porque la cultura de la persona así se lo exige y porque el gobierno local ha adelantado las debidas campañas educativas al ciudadano y al niño, o se acatan por obligación, porque la acción del Estado, con presencia suficiente, capaz y honesta de agentes así lo aconseja, so pena de multas y otras penas. Y son para respetarlas sin excepciones, sobre todo cuando se ejercen cargos públicos.

Las normas se reflejan, entre otras cosas, en la señalización. Por muchas vías de la ciudad observamos la señal muy conocida que indica la prohibición de estacionarse, bien como dibujos verticales, en postes y paredes, o bien horizontales, dibujadas en el piso.

En el centro de Ibagué tenemos, por lo menos, dos sitios emblemáticos en donde las señales de no parqueo son adornos inútiles, por su inoperancia. Comencemos por decir que la calle diez, que fue ampliada en medio de controversias por la calidad de los acabados pero que tiene anchura para tres carriles ligeramente estrechos, es hoy sitio de parqueo en los dos lados lo que hace que haya un solo carril útil. Las señales ahí, la autoridad por ninguna parte y los vehículos a velocidad de babosa.

Otro sitio, ejemplar, es la calle once de primera a sexta. En la primera cuadra hay una clínica, recién remodelada, donde quitaron el sitio para ambulancias en urgencias para que estas paren en la calle y estorben, mientras los enfermos son paseados por el andén a la vista de todo el mundo. No se exige el uso de parqueaderos, que los hay múltiples y variados en la zona, y dos carriles para efectos prácticos son uno solo. La segunda cuadra es para llorar. Los honorables diputados, los oficiales de policía, cuanto funcionario motorizado viene a la Gobernación, estacionan en sitio prohibido (lo dicen las señales, los conos y las manilas) y a nadie importa. Allí la calle más ancha sufre parqueos a lado y lado y una congestión casi permanente. La situación se repite frente al Parque Murillo Toro. ¿No es peligrosísimo dejar estacionar frente a las entidades bancarias? Y sigue así, hasta la sexta. ¿Alguien habrá notado, en la Alcaldía, que la once es casi la única salida del centro?


De la Carrera Quinta y de la Primera y del resto de Ibagué hablaremos después.


¿En la modificación del POT incluirán incentivos para la creación de parqueaderos públicos? Además de ellos, es necesario que a toda construcción nueva se le exija un número de estacionamientos realista y acorde con el tamaño de la obra, medido en términos de personas que lo usarán. Y que no sigan con la burla de compensar parqueos con dinero, en una actuación alcabalera del municipio que lo único que trae es mayor congestión, porque con ese impuesto no se están construyendo los sitios de parqueo que se suponen en ese canje odioso. Y a las remodelaciones y modificaciones establecerles, también, el requisito de adecuar su oferta de parqueos a la demanda real, de hoy, generada por la modernización de la construcción. ¿Cuántos parqueos nuevos le exigieron a la Clínica Minerva para aprobarle su ampliación, que incluye nuevos servicios?

Credito
JULIO A. LONDOÑO B.

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