La UT, la universidad de la postergación

José Javier Capera Figueroa

Lo ideal de los gobiernos contemporáneos, donde se pregona la democracia como el “mejor” de todos los sistemas, sería la garantía de las libertades- entiéndase por libertades todo aquel conjunto de derechos, deberes y prácticas culturales del ser humano.

Pero como estamos en una sociedad en decadencia, llena de crisis o como dice el Maestro Bartra una “Crisis Civilizatoria” nos sumergimos en lo que sería el punto de escape de lo que ya no tiene solución, sencillo las soluciones entraron en fracaso, puesto que son resultados de lo que algunos llaman la modernidad que es un simple reflejo de la colonialidad.

Palabras menos, palabras más la explotación laboral, la mercantilización del conocimiento, de la naturaleza, de la vida, la pérdida de valores, la crisis de la moral, el vacío del sujeto, el aullido de los vagabundos, el fracaso de las religiones, la sevicia de la desigualdad, el silencio de la justicia y el sinsabor de la realidad son muestra de que cada vez, estos gobiernos son reflejo de la opresión, la dominación y la violencia estructural de este mundo.

No solo pasa en Colombia –también se refleja en el medio oriente, Europa, Asia y por qué no en el cono de los países del Sur- Sur sin descartar África. El punto al que deseo llegar es el siguiente ¿Cómo se puede comprender un fracaso postergado? Es decir, tras de fracasados y postergados es un reflejo de la realidad paupérrima, sencillamente es Colombia y en particular un proyecto como es la Universidad del Tolima.

Triste saber de esto pero más doloroso es vivirlo, y que a muchos de mis lectores nos les gustaría que siguiera mostrando el derrotismo de la vida pero de eso se trata de llegar al vacío de la historia, la política, la economía, el sujeto y la vida. Y en ello se articula la UT, la Universidad del Tolima, una “Comunidad” de pocos académicos y de más burócratas, un espacio para la re- producción de la política tradicional y un escenario para los favores políticos del momento. Véase: http://www.las2orillas.co/la-crisis-en-la-universidad-del-tolima-es-cuento-viejo/

Tal como se puede apreciar en los últimos gobiernos universitarios, la inestabilidad política, la ampliación de la burbuja prestacional, el despilfarro político – administrativo, la redes de criminalidad, los carteles de embellecimiento (estético) y la sub–contratación de personal administrativo, la “rosca” de los concursos docentes y la fluctuación- generacional de familias ocupando los mismo cargos administrativos es parte de la realidad de la UT. Sin descartar, la contratación masiva sin justificación y los salarios exorbitantes de funcionarios.

El caso del actual rector de la UT, es una simple cuota a la llaga abierta de la crisis universitaria, pero que haciendo re-prospectiva es la muestra de la burocratización, la tecnificación y la ineficacia administrativa y académica que presenta la alma máter. Igualmente, todas las redes de politiquería que sean han propagado y difundió al punto máximo de que los últimos “representantes estudiantiles”, “colectivos sociales” y “activistas” en su mayoría han sido cooptados, comprados y actualmente trabajan en el mismo centro educativo.

Una problemática estructural de la educación pública en el país, saber que los antiguos “líderes” son ahora los encargados de llevar a la pauperización lo público y de reproducir una lógica disfrazada de “izquierda” pero que en la praxis es un reflejo de la neta política burguesa de una sociedad y son legitimadores de un Estado liberal que ha generado una cultura del triunfalismo, la mediocridad y el conformismo– la cual se ha impregnado en el fondo de la sociedad colombiana y de las instituciones públicas.

caperafigueroa@gmail.com

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