Gerentes para la infraestructura

En esta columna hemos dicho varias veces que una forma de poder sortear exitosamente los problemas que a diario presentan los grandes proyectos de la infraestructura nacional, es nombrándole un gerente a cada macroproyecto,

con el ánimo de poder estructurar un seguimiento que permita evaluar dificultades, diseñar instrumentos correctivos de manera rápida y avanzar sin que se llegue a los constantes retrasos a que nos tienen acostumbrados ese tipo de obras.

Con especial interés hemos observado que el Presidente Santos, en atención a todos los problemas que se han suscitado con la ejecución del proyecto denominado 'Autopistas para la prosperidad' en el Departamento de Antioquia, ha tomado la decisión de nombrar a un exgerente de EPM para que se haga cargo de la gerencia de ese importante proyecto, y a su vez el nuevo Ministro del ramo ha dicho que lo aconsejable es que cada una de estas grandes iniciativas de inversión cuente con un gerente que se haga cargo del seguimiento respectivo y que esté en capacidad de generar los correctivos a las dificultades que se puedan presentar.


Es realmente una idea inaplazable, en donde todas las regiones comprometidas en el desarrollo de la infraestructura nacional, llámese vías, puertos, ferrocarril o navegación, tendrán que impulsar la creación de estas gerencias, para evitar que los sueños de contar con una adecuada infraestructura se sigan aplazando indefinidamente, a pesar de que el país cuenta ya con los recursos importantes para ejecutar los proyectos en los plazos estipulados.


El paso del tiempo nos ha demostrado suficientemente, que las grandes obras en Colombia terminan demorándose tres o cuatro veces los plazos asignados y que la falta de seguimiento preciso a los cronogramas de ejecución, permite abrir espacios generosos a la corrupción, en donde la experiencia remota o reciente nos ofrece toda clase de ejemplos lamentables, observándose que la conclusión es que los recursos recaudados de los contribuyentes, nunca cumplen con las expectativas de ver resueltos los problemas para cuya solución se tributa de manera precisa y cumplida.


Cuando un proyecto no se adelanta de manera sistemática, las incertidumbres no se hacen esperar y es cuando comienzan a aparecer las versiones contradictorias sobre la ejecución o no de los mismos, lo que permite que el tiempo avance sin que sea posible experimentar resultados concretos.


Así ha transcurrido el tiempo en nuestro país, mientras que hoy podemos exhibir el lamentable escenario de que somos los más atrasados de América Latina y de buena parte del mundo en materia de infraestructura.


Credito
EDUARDO DURÁN GÓMEZ

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