Los retos del crecimiento

La cifra del crecimiento económico para el segundo trimestre (4.9 por ciento) dejó fuera de base a todos los analistas que se adelantaron a pronosticar indicadores bajos argumentando los coletazos de la crisis que se vive en Estados Unidos y Europa, así como el impacto de la puesta de vigencia de los TLC.

Como lo habíamos afirmado en esta columna hace un par de meses, el impulso de la infraestructura resulta ser un elemento muy importante para sostener la economía en épocas de vientos adversos. 

Había sido el lunar del pasado y el rompimiento de barreras para destrabar la inversión en ese sector está dando resultado (18.4 por ciento) pues al ser el sector de más crecimiento, apalancó el logro total. 

Este indicador, coloca a Colombia como uno de los países de mayor crecimiento en el mundo y le hará robustecer su atractivo para los inversionistas extranjeros, que buscan economías sólidas, de crecimiento sostenido, para hacer sus inversiones con buenos niveles de seguridad. 

Debe ahora producirse una reflexión para que esa cifra logre por lo menos mantenerse, de tal manera que sea posible evitar descalabros futuros.  Por ejemplo, hay que cuidar que el sector de infraestructura cumpla con la programación esperada y siga haciendo el aporte en su desempeño, pues está demostrado que allí fácilmente ocurren trastornos que se vuelven insuperables. 

La industria debe merecer un examen muy detenido (-0.6 por ciento) pues ese sector requiere de estímulos en todos los niveles, para que pueda ampliar su producción y para que contribuya de manera efectiva a la creación de nuevos empleos.

En este sentido, una política crediticia de hondo impacto caería muy bien.  El sector agropecuario (2.2 por ciento) sigue experimentando crecimientos bajos y es necesario producir equilibrios que empujen la producción, para lo cual se requiere también una política crediticia efectiva, inversión en distritos de riego y afinamiento de los canales de distribución y comercialización, así como la aplicación de nuevas tecnologías.  Y por último, impulsar la educación y la preparación tecnológica, pues allí está el semillero para asegurar el futuro. 

Y un consejo: los analistas deben tener cuidado en los pronósticos para no crear mal ambiente a la inversión. 

Credito
EDUARDO DURÁN GÓMEZ

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