La soledad de Siria

Tristemente, los ciudadanos sirios que se han lanzado a protestar y todos los demás que viven las consecuencias del bloqueo económico se han convertido en una ficha de la geopolítica mundial.

El mundo entero sigue observando la situación dramática que vive el pueblo sirio tras la violenta represión que mantiene el régimen de Bashar Al-Assad en contra de quienes protestan buscando una transición hacia la democracia. En un acto lleno de ironía se celebró un proceso electoral tendiente a la extensión del mandato de Asad, mientras la ciudad de Homs era asediada por el Ejército. La cifra de muertos que ha dejado este levantamiento desde su inicio llega a cerca de siete mil 500 víctimas, según fuentes de la ONU.

Esta, que ha sido la última de una serie de revueltas en el norte de África y Oriente próximo, ha recibido una respuesta más violenta de parte del régimen y una menor cooperación internacional. Al-Assad quizá tenga muy claro que en Túnez, Libia, Yemen y Egipto los gobernantes han caído y en Jordania y Marruecos se anunciaron reformas importantes. Y quizá querrá prevenirse de ser juzgado por los  abusos cometidos durante los años de opresión, una lección aprendida también de los países mencionados.


Ante una respuesta de tal magnitud sorprende la menor actividad desplegada por la comunidad internacional y el mayor fraccionamiento  de las posturas. ¿Qué habrán aprendido de la intervención en Libia que los lleva a comportarse de una forma poco coherente? ¿Qué interés se tiene en Siria para que la acción internacional sea menos eficaz y decidida? Ni siquiera los bloqueos del Gobierno sirio a los delegados de la ONU han tenido un impacto suficiente como para justificar acciones de tipo humanitario.


Un cambio en el Gobierno sirio puede contribuir a reducir la tensión permanente que se vive en esta zona del mundo por el conflicto palestino–israelí y por la enorme presión que ejerce Siria sobre los gobiernos del Líbano. Sin embargo, un giro pro-occidental parece ser una amenaza para países como Irán, o la misma Rusia que procura mantener a raya la influencia de los Estados Unidos.


Tristemente, los ciudadanos sirios que se han lanzado a protestar y todos los demás que viven las consecuencias del bloqueo económico se han convertido en una ficha de la geopolítica mundial. Sólo un cambio en ese contexto podría garantizarles una ayuda más visible y más activa y, en este sentido, Colombia debe asumir una actitud más proactiva desde el Consejo de Seguridad de la ONU, haciendo extensivo nuestro compromiso con las víctimas de toda forma de violencia.


Esta es una oportunidad para que Colombia muestre a los países de la región la ecuanimidad de sus posiciones. No sobra recordar que se ha dicho que la falta de respaldo de los países árabes a la elección de un colombiano en la Corte Penal Internacional obedeció a la actitud pro-israelí asumida por Colombia frente a la conformación de un Estado palestino.


(*) Senador

Credito
JUAN MANUEL GALÁN P. (*)

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