Silencio cómplice

Mientras el mundo entero persigue la producción y consumo de drogas, un silencio cómplice impera sobre la producción y tráfico de pequeñas armas.

El problema de la ausencia de control sobre las armas en Estados Unidos no afecta solo a sus nacionales; las armas estadounidenses inundan México y llegan a Colombia, lo que convierte esta amenaza en un asunto de política exterior.

Como consecuencia de la masacre en Newtown, Connecticut, en la que un hombre mató a tiros a 20 niños y seis profesores, el vicepresidente de los Estados Unidos Joe Biden presentó recomendaciones para reforzar el control de armas de fuego y limitar su venta en el país. Como resultado, la Asociación del Rifle, un grupo de presión en el Congreso aliado con las empresas productoras de armas, reaccionó afirmando que la manera de evitar que hechos similares ocurran, es teniendo un policía armado en cada escuela de la nación.


Estas estrategias armamentistas para abordar problemas sociales, no afectan solamente a los estadounidenses sino a otros países como nosotros. Sobre todo, teniendo en cuenta el papel dominante de los EE.UU. en la comercialización mundial de armas, su estrecha relación con empresas fabricantes y el interés en reducir los controles para su venta. Estas denuncias fueron presentadas por el diario estadounidense The New York Times, según el cual en el 2011 Estados Unidos batió su propio récord de venta de armas al extranjero alcanzando los 66,43 mil millones de dólares, monopolizando así el 78 por ciento del mercado mundial.


En Colombia, el año pasado, conocimos la noticia de que armas estadounidenses habían sido encontradas en manos de narcotraficantes. Al parecer, las armas fueron inicialmente destinadas a operaciones encubiertas e ilegalmente se introdujeron en Colombia como canjes por cargamentos de cocaína. En este marco, Colombia en primera instancia debe cerrar filas con México para que las recomendaciones del vicepresidente incluyan refuerzos en controles a la exportación, para evitar que esas armas caigan en manos indebidas como las mafias mexicanas y colombianas.

Credito
JUAN MANUEL GALÁN

Comentarios