Sabemos que los acuerdos de libre comercio buscan crecimiento económico, un aumento en las exportaciones y al mismo tiempo, mayor acceso a bienes y servicios. Pero también, encontramos temores en relación con el posible aumento del desempleo, la lesión a la propiedad intelectual y el aumento de precios de algunos bienes y servicios con estos acuerdos.

Actualmente, Colombia tiene vigentes ocho Tratados de Libre Comercio con 15 países, así como un Acuerdo de Alcance Parcial que recientemente entró en vigencia con Venezuela. Con la Unión Europea tenemos un acuerdo suscrito, el cual entrará en vigencia una vez lo ratifique el Congreso colombiano. El pasado 13 de diciembre de 2012, el Acuerdo fue aprobado en segundo debate por el Senado de la República de Colombia y ahora el debate se traslada a la Cámara de Representantes, donde será estudiado este semestre.

Las coordenadas para el estudio de este tema ya están trazadas. Es fundamental la aprobación de los tratados de libre comercio dentro de una visión integral del país, considerando el interés nacional, compromisos claros de respeto a los derechos humanos y de protección de los derechos de los trabajadores. La situación de pequeños campesinos es una preocupación constante, sobre todo dada la terrible desigualdad social del país que ha llenado los campos de guerra y violencia, el estado desastroso de nuestra infraestructura vial, especialmente terciaria, que impide competitividad en la comercialización de productos, y la deficiente inversión del país en ciencia y tecnología. La guía de estos debates debe ser la planeación del interés nacional; para qué insertar al país en mercados mundiales? Mi respuesta: para disminuir la pobreza y construir igualdad. Si se trata de hacer más ricos a unos pocos, esa no es mi definición del interés nacional.