Un colombiano en Miami

Hermógenes Nagles

A menos de sesenta días de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos las ciudades y pequeñas villas comienzan a despertarse y a salir de la cuarentena. El demoniaco monstruo de la Pandemia sigue cobrando vidas. Los muertos ya pasan de 190.000 y cada segundo, cientos, miles de personas siguen enfermándose de coronavirus, que pasó a ser la primera causa de muerte en el mundo. Todo se está reabriendo poco a poco.
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En este breack pandémico se ha entronizado un nuevo estilo de vida citadino, ciento por ciento virtual. Se busca empleo por internet y el patrón o la firma empleadora temporal entrevistan al candidato vía zoom y si este pasa las entrevistas técnicas y los test técnico-psicológicos, tendrá que firmar contrato online. ¡Qué delicia! Ya no hay que ponerse el vestido dominguero ni afeitarse para pedir trabajo. Durante la semana, papá y mamá trabajan desde casa. Los niños estudian por computador el programa on line learning. El mercado, la pizza y la hamburguesa la traen los venezolanos y colombianos que conforman, en su gran mayoría, el ejército Uber.

Si se quiere ver una película de estreno se sale al parque más cercano del barrio en busca del autocine y allí, desde el mismo coche, le practican al conductor y a su familia la prueba de Covid 19. Si el resultado del examen fue positivo, de malas, porque el infortunado paciente es llevado de una al hospital para ser tratado y obligado a guardar cuarentena.

En Miami los establecimientos públicos ya casi normalizan sus actividades. Las instituciones de gobierno siguen trabajando a puerta cerrada, entre estos el Consulado General de Colombia en Miami que continúa en su misión de repatriar connacionales despachándolos a Bogotá, Barranquilla y Cartagena en vuelos humanitarios, luego de permanecer técnicamente varados largas semanas por lo que tenían que salir de los Estados Unidos a como diera lugar y en forma inmediata porque ya estaba por vencerse su última extensión de Visa. Ya no tenían billete para sostenerse, mucho menos para comprar tiquetes vía Avianca.

Daniel Coronel y demás periodistas sabuesos de Univisión chequean todos los días esa lista de viajeros para comprobar si allí aparece el nombre Salvatore Mancuso. El pobre expresidiario está tiritando de miedo porque no sabe a ciencia cierta si la Corte que le concedió la extradición decide, por fin, mandarlo de un pinochazo a disfrutar de merecidas vacaciones en Colombia o Italia.

Hablando de colombianos, por estos días hay tremendo zafarrancho en la Capital del Sol porque Fabio Andrade, el fans mayor del Centro Democrático en Miami consiguió, luego de un lobby político magistral que la Junta de Comisionados apruebe su petición de bautizar la calle 117 road, acabadita de ampliar y parchear, con el nombre de su jefe político, el expresidente Uribe. En esa calle se pondría una valla y una señal de tránsito que diría: Álvaro Uribe Way. Aquí las calles las puede pagar cualquier mortal si paga una buena suma de dólares. Tan pronto se supo la noticia los anti-uribistas, petristas, elenos, y demás especies que aquí también pululan como en Bogotá, Ibagué o Cali armaron bronca, hicieron pancartas y enviaron plebiscito al alcalde de Miami Dade, Carlos Giménez para pedirle que no vaya a cometer ese adefesio y afrenta con nuestra amada Colombia. Carlos Naranjo que dirige un movimiento anti-uribista de vieja data le aconseja más bien al alcalde Giménez que no la llame “Álvaro Uribe Way”, sino “Matarife way”. 

.Y como el reloj sigue marcando las horas y se acerca con pasos agigantados el 3 de noviembre, día de elecciones presidenciales en USA, el duelo Trump-Biden sigue generando peleas entre furibundos demócratas y republicanos. Hasta en estudios bíblicos se dicen peroratas unos y otros, echando pestes o destacando las virtuosidades de sus favoritos. Trump, agresivo como siempre, ha escogido como sus sitios de visita para agitar la bandera republicana aquellas donde menos lo quieren, donde perdió las anteriores elecciones con Hillary Clinton. Su discurso incendiario y su objetivo provocador consiste en hablarles mal de Biden y decirles en la cara que en su nuevo periodo presidencial no se entregará la nación americana a la social democracia y no se tolerarán, por tanto, republiquetas independientes latinoamericanas inspiradas por Maduros, Petros ni Castros. Pensando en eso, ya hizo nombrar director del BID de nacionalidad americana, para ponerle reemplazo al colombiano pastranista, Alberto Moreno. Joe Biden sigue dirigiéndose a la nación americana mediante publicidad política pagada en televisión, diciendo que Trump es el culpable de la trágica desaparición de las 190 mil vidas norteamericanas ocurridas en el 2020, por no haber impuesto la medida de cuarentena a tiempo y por  no haber usado nunca máscara, burlándose como Presidente de los Estados Unidos de  la primera recomendación de salud y echando por el suelo el primer símbolo de prevención establecido por la Organización Mundial de la Salud para no morir víctima de la pandemia del coronavirus.

HERMÓGENES NAGLES

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