Un colombiano en Miami

Hermógenes Nagles

Fabio Andrade el más recalcitrante uribista de todos los tiempos, coach de empresarios americanos y latinoamericanos y líder visible de la campaña de Trump en el estado de La Florida, guarda cuarentena aconsejado por su médico de cabecera, temeroso de haber contraído el Covid-19.
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Así lo hacen, también, por separado, cada uno de los hombres y mujeres que pasaron sus últimas horas con el presidente elefantón, quien hoy padece el peligroso virus que no solo lo mandó de urgencias a un hospital militar, sino que le hizo añicos su ansiada aspiración de continuar gobernando desde la Casa Blanca. Trump, como los magnates que construyeron el Titanic desafió a Dios y a cuanta Pandemia apareciera con tal de ser reelecto presidente de los Estados Unidos pero el Coronavirus lo dejó nockeado en vísperas del cierre de su campaña sobre una mullida cama en el Medical Center de Bethesda, Maryland, muy cerca de Washington. Andrade, nuestro compatriota de marras, trabajó y departió dos días de seguido con el candidato del partido Republicano. Su última cita fue el mitin y concentración política de Miami el pasado 26 de septiembre, donde tras la conquista del voto latino arengaron, rieron, gritaron y se dieron abrazos sin tomar la más mínima precaución de ponerse un tapabocas. Estuvieron un día entero echando labia muy juntitos, uno cerquita del otro y no sacaron tiempo ni para hacer chichí y menos para lavarse las manos.

Al igual que su jefe, el expresidente Uribe, Andrade odia visceralmente a Juan Manuel Santos por eso cada vez que estaba enfrente de Trump le insistía al oído: “Óigame presidente: no se le olvide dar un saludito a los colombianos y de paso decir que Santos es un aliado del narcotráfico y de los terroristas de las Farc por eso incurrió en el esperpento de firmar con ellos un acuerdo de paz”. Tanto le rogó a su presidente elefantón que le hiciera el favorcito de leer este comercial de política colombiana que Trump accedió gustoso para congraciarse con sus huestes latinas. Ese 26 de septiembre se fue lanza en ristre contra Santos y sus fieles escuderos del Secretariado de las Farc. Trump que en política es más zorro que Andrade cambió presuroso una tarjeta del discurso donde sus asesores le habían escrito un párrafo desafiante contra Maduro para referirse a la situación de Venezuela. El candidato presidente prefirió, de una, nombrar a Santos y no a Maduro y así evitaría que el reyezuelo de la República Bolivariana estallara en ira y llamara a darle quejas a su padrino político, Vladimir Putin, amigo y compinche de Trump.

Este chisme de lo que ocurrió en Miami y le dio la vuelta al mundo político lo dedicó exclusivamente a mi buen amigo, Julito Sánchez Cristo quien en la mañana del lunes 28 de septiembre se preguntaba en la W Radio, muy alarmado, por qué razón Trump había embestido con tal bravura y de manera tan intempestiva contra un expresidente colombiano. Lo que más le intrigaba era que ni en la Casa de Nariño ni en la Cancillería se hubiese producido la más mínima reacción diplomática. Sánchez Cristo que todo lo investiga y todo lo sabe, se comunicó telefónicamente esa misma mañana con Fabio Andrade, presentándolo como testigo de la reunión de Trump con su combo latino. Este se limitó a ratificar en esa entrevista que lo dicho por Trump de Santos era una verdad incontrastable pero no se atrevió a confesarle que era él quien le había sugerido ese comercial de política pagada.

Esta preocupante arremetida contra Colombia tildándonos de paraíso del narcotráfico y república infestada de guerrilleros y terroristas no es la primera vez que sale de boca de Trump. En 2018 la emprendió directamente contra el presidente Duque quien pocos días después de su posesión corrió a saludarlo y a conocer su selecto equipo de colaboradores, hoy descompuesto por la cascada de escándalos presidenciales. En esa ocasión Trump y Duque posaron para la prensa y el presidente norteamericano elogió su valerosa idea de iniciar una campaña intercontinental para derrocar a Maduro. Pero como todo en Trump es contradictorio y cambiante, de la mañana a la noche salió a decir que el mandatario colombiano era un muchacho lleno de buenos deseos pero que su gobierno no estaba haciendo nada para reducir las grandes extensiones de cultivos de coca. Que por eso a Colombia había que descertificarla. Trump salió con esta diatriba para eclipsar el liderazgo de Duque a nivel de la OEA y restarle credibilidad internacional en su pelea contra Maduro. Observadores políticos acotaron que con esa posición Trump, indirectamente, le estaba haciendo un mandado a Putin para facilitarle la continuidad en el poder a su amigote, el dictador venezolano.

HERMOGENES NAGLES

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