¿Para qué vibra Ibagué? (parte II)

Ismael Molina

Como se estableció en la anterior entrega, el más importante reto intrínseco de la economía ibaguereña es la superación del nivel de desempleo que ha soportado la ciudad en los últimos tres lustros.
PUBLICIDAD

El Plan de Desarrollo Ibagué Vibra, fuera de la invocación al proyecto de plataforma logística, plantea seis líneas de acción para promover una ciudad competitiva e incluyente: el emprendimiento, la promoción de tecnologías, la construcción de infraestructura vial, la vivienda y la construcción de equipamientos y el turismo.

La promoción del emprendimiento se concentra en el impulso y reconocimiento de la importancia productiva que tiene la economía naranja en nuestra ciudad, particularmente los emprendimientos culturales y musicales. Esta es una gran oportunidad para el municipio, pero en lo propuesto en el Plan no se identifica uno o varios proyectos que sirva de ancla para la generación de ventajas competitivas en el área y, por el contrario se limita a repetir y promover acciones ya realizadas de corto alcance, sin comprometerse con la posibilidad de hacer de nuestro reconocimiento de ciudad musical, la razón económica para potenciarnos como opción efectiva de la economía naranja de que se habla en el Gobierno nacional.

La identificación de la ciencia y la tecnología como posibilidad para la generación de competitividad territorial no pasa de la identificación de elementos obvios, aunque importantes, pero que, al igual que en la situación anterior, no se identifican proyectos que jalonen y comprometan la acción gubernamental con el sector, que lo conviertan en un verdadero elemento transformador de la realidad económica y social de la ciudad.

La infraestructura vial y la movilidad, debe tenerse dos consideraciones específicas: en el tema de la infraestructura vial la administración anterior dejó por lo menos tres obras en diseño, de suficiente importancia para la ciudad y que deben tener continuidad, así no se reconozca paternidad en el proceso. Se está hablando de la Carrera 13, como circunvalar de los cerros noroccidentales, que debe empezar en la calle 19, frente a la Clínica de Calambeo y terminar en la 112 en un intercambiador frente a Surtiplaza. Sobre esa obra se entregaron los diseños finales para el tramo entre la calle 19 y la calle 37, incluido el diseño del empate entre la carrera 13 y la calle 37.

La segunda obra es la carrera 103, que vincula la avenida Ambalá frente a Progal con la avenida de salida a Picaleña a la altura del mercacentro del Poblado. Esta avenida genera transversalidad a la malla vial existente y es uno de los ejes viales de las áreas de expansión que se integran a la mancha urbana de la ciudad. Esta obra no solo tiene los diseños, sino también se han identificado los recursos para su ejecución con base en la aplicación de la plusvalía que se debe cobrar a los nuevos proyectos que se ejecutan en la zona y que se dejaron en proceso de cobro a la administración Hurtado que se inició en enero pasado.

La tercera obra es el bulevar de la Quinta, obra definida con los diseños respectivos y que lo que se requiere de la administración municipal, es la voluntad para hacerlos efectivos.

Cuando se evalúa lo que se propone para la ciudad en el Plan Ibagué Vibra, no aparecen tales prioridades y por el contrario se está ante múltiples tareas rutinarias que solo denotan la falta de visión frente a las necesidades urgentes de identificar proyectos de envergadura que efectivamente hagan de la ciudad la plataforma territorial necesaria para la competitividad y la generación de empleo que se promete en la introducción del Plan de Desarrollo.

ISMAEL A. MOLINA GIRALDO

Comentarios