Una Agenda para la Crisis

Ismael Molina

Las cifras que presenta el Dane no pueden ser más preocupantes. Un desempleo que bordea el 20% de la fuerza laboral en el país, con una tasa de participación laboral que se reduce en 10,4%, nos ponen de manifiesto que no solo hay una reducción drástica en el empleo en el país, sino que también la actividad económica en su conjunto se está contrayendo, al punto que muchos de los trabajadores potenciales han preferido volver a ser dependiente y excluirse de la fuerza laboral activa.
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Uno y otro guarismo, nos está dibujando con trazos fuertes y claros, que la crisis económica se hace presente y, por todo lo hasta aquí identificado, no será una de corto plazo y rápida recuperación, sino una que nos hará recordar los días aciagos de la crisis económica 1929, que proyectó sus sombras hasta 1936.

Esas cifras en lo Nacional, se vuelven muy alarmantes en lo local y regional, donde el desempleo se trepó al 25,1% y la caída de la tasa de participación fue similar a la del nivel nacional. Hoy somos la segunda ciudad del país con más desempleo y, pese a ello, las preocupaciones de la dirigencia política y económica parecieran no ver la gravedad del asunto. Los Planes de Desarrollo aprobados recientemente por la Asamblea Departamental y el Concejo Municipal, no le dan la importancia que tiene la coyuntura y sus prioridades responden a un estado económico y social de normalidad inexistente.

Se debe entender el momento que se vive y no podemos esperar la aparición de un salvador supremo, porque no lo hay, pues solo lo que seamos capaces de hacer por nosotros mismos, marcará el camino que debemos recorrer. No más la explicación facilista de que los culpables de nuestras desgracias económicas y sociales son otros, el gobierno Nacional o los designios de la globalización o el olvido de Dios. Es hora de saber identificar las prioridades y actuar, para enfrentar como ciudadanos conscientes y con mayoría de edad los retos del corto plazo: la crisis económica y la pandemia.

Frente a este reto se propone una agenda mínima centrada en la generación de empleo de emergencia como foco básico para enfrentar el momento. Los puntos que se proponen son:

1.  Generación de empleo por medio de gasto público en la producción de bienes públicos, especialmente en infraestructura, empleo de baja complejidad y alta demanda de mano de obra. Siempre será mejor generar empleo que repartir subsidios.

2.   Redireccionamiento del gasto público en salud, poniendo énfasis en el fortalecimiento del servicio para responder al exceso de demanda potencial como efecto de la pandemia.

3. Protección temporal de industrias intensivas en mano de obra, promoviendo su competitividad y alta productividad para evitar el establecimiento de monopolios u oligopolios protegidos por la política pública.

4.   Fortalecimiento del sector agropecuario para la obtención de la soberanía alimentaria, como mecanismo de seguridad para la población y tener empleo para la fuerza laboral rural.

5. Promoción generalizada y subsidiada de la inversión y el servicio de TIC, para la generación de territorios inteligentes.

6.  Fortalecimiento del gasto en educación pública, con énfasis en educación para el trabajo y en ciencia y tecnología.

7.  Reconstrucción de una banca oficial de primer piso, que rompa con la lógica especulativa actualmente existente en el sector.

8.  Promoción y generalización de prácticas económicas y sociales responsables con la calidad ambiental en el corto, mediano y largo plazo.

Esta agenda tiene como condicionante el comportamiento ético de las autoridades, que permitan generar la confianza necesaria para actuar, con la seguridad que las acciones que emprendamos serán guiadas por la transparencia y los principios de equidad que implican tales políticas públicas.

Se debe traducir estas posibilidades en acciones específicas en lo regional y local y pasar del discurso teórico a las acciones prácticas que enfrenten los retos que estamos identificando. Ese debe ser compromiso de todos, para reconstruir un tejido social y económico profundamente fracturado como resultado de políticas económicas que se han olvidado de la gente en favor de la acumulación del capital.

ISMAEL MOLINA GIRALDO

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