¿Y con los mal parqueados qué hacer?

Juan Manuel Díaz

Esta semana arrancó el nuevo “pico y placa” para Ibagué y hay opiniones divididas frente a la efectividad del mismo, toda vez que los trancones se siguen presentando en las principales arterias de la ciudad, e incluso, las variantes, únicas vías de desembotellamiento de la ciudad, se han ido llenando de quienes quieren hacerle el quite a la restricción.
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El problema de la movilidad en Ibagué no es únicamente el gran número de carros que existen. De hecho, el parque automotor de la ciudad está conformado mayoritariamente por motocicletas y para ellas no hay ningún tipo de control para mantener al margen su capacidad, ni mucho menos para evitar los constantes choques por imprudencias. El caos tiene incidencia también en el gran número de huecos que pululan por toda la ciudad, y los vehículos mal parqueados que se ven constantemente en algunas zonas que las mismas autoridades ya han identificado, y que no han podido solucionar.

La calle 25 con carrera Sexta y la zona de los talleres, la carrera Quinta y la paralela del Jordán hasta el Éxito, Los Arrayanes frente al conjunto Bosque Largo, el sector de El Papayo frente a la EPS Sanitas, la 17 con Primera antes de Chapinero, la calle 64 frente al restaurante Encanto del Mar y sus alrededores en Prados del Norte, el barrio Cádiz frente a la panadería Pan y Pasta y los laboratorios clínicos, la calle 28 frente a Central Pecuaria y antes de la plaza, entre muchos otros, hacen parte de esas zonas por donde uno no quisiera pasar.

La pregunta es, si esas zonas ya están identificadas, si lo vemos a diario, y si los mismos funcionarios públicos que conducen lo viven, ¿por qué no pasa nada con eso? ¿por qué no ponen a un agente a que regule (no por momentos, sino siempre) e impida que haya mal parqueados? ¿Será que la ciudad no necesita recursos por multa que no levanta esos carros de allí?

La cultura vial no solo le corresponde al peatón y al conductor, también a las autoridades. Si vamos a reformar las cosas, hagámosla bien señor secretario Juan Carlos Núñez.

Adenda: Luego de la publicación de mi columna anterior, fui contactado por el señor Oscar Tafur, propietario de la discoteca Envy ubicada en el sector Mirolindo en Ibagué, quien me manifestó que en su negocio no se permite la entrada a menores de edad. Le doy crédito a su palabra y espero que así sea. 

 

En la vida hay algo peor que el fracaso: el no haber intentado nada

Franklin D. Roosvel

JUAN MANUEL DÍAZ.

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