Política Agraria: ¿el comodín?

El gobierno tomó la decisión de avanzar en un diálogo con las Farc. Sin duda, se trata de una apuesta arriesgada e incierta.

Pero una vez hechopúblico el Acuerdo, lo único que esperamoscomo resultado es el fi nal del confl icto. Aunquetenemos reservas, las restricciones están a la vista.

Unas provenientes de los acuerdos internacionalesen la ofensiva antidrogas –la mayoría delos cabecillas están pedidos en extradición–, delmismo Tratado de Roma –que cerró el paso a laimpunidad para los delitos de lesa humanidad–y, otras, del pragmatismo que inspira al proceso.

Es el delicado equilibrio entre realismo y efi cacia,sin los cuales sería imposible avanzar –en esotiene razón el Presidente– y la dignidad, que nose puede entregar en la mesa. Un verdadero con-fl icto de ética política.

Los argumentos que esgrimió el presidenteSantos en su encuentro con los gremios, si bientienen peso específi co y tienden a garantizar elorden, la seguridad y la gobernabilidad, entrañantambién un anuncio apabullante: en sus palabras,se partió de la base de no negociar los inamoviblesde la economía de mercado, la libre empresay el modelo económico, excepto la Política deDesarrollo Agrícola.

Él mismo pactó la condiciónde negociar bajo el fuego cruzado, con elobjetivo de sostener la ofensiva militar y el cursonormal de las tareas del Estado y del gobierno,reconociendo las difi cultades del acercamiento.Su meta: no pagar ningún costo en caso de fracasar.En consecuencia, no se perdía nada conintentarlo.

El país seguiría su rumbo sin traumatismos.Este pragmatismo político, cubierto por unconfl icto de ética política, parte de una premisa:el Gobierno no permitirá convertirse en “rehéndel proceso”.

Desde este ángulo es claro que losverdaderos problemas de este experimento vana derivar, del trofeo que se le entregó a las Farc“como punto de honor”: la política de “DesarrolloAgrario Integral”.

Otra vez nos dejarondel lado de allá de la línea roja. Ya nos sucedió–valga la comparación– en la negociación conla UE, en la que se entregó como comodín alsector lechero.

El Desarrollo Rural ha sido un clamor delos renglones de la producción agropecuaria, ybandera de los gobiernos desde la década de lossesenta, pero arriada por cuenta del sesgo urbanoque, desde entonces, ha marcado al modelode desarrollo.

Da coraje entonces, que lo que noha sido posible como respuesta a las peticionesde quienes construyen riqueza en el campo, empiecea serlo como exigencia y al acomodo dequienes la han destruido.Detrás de la exigencia de negociar el desarrollorural ya se adivina el discurso de la reformaagraria expropiatoria.

El gremio ganadero nuncaserá palo en la rueda de los procesos que sederivan de las leyes de Extinción de Dominio yde Víctimas y Restitución de Tierras, que buscanrestituir y redistribuir las tierras arrebatadas porel narcoterrorismo en todas sus formas.

Pero elgremio ganadero velará por el respeto al derechoconstitucional de la legítima propiedad privadarural.El gremio no se opone a la aspiración legítimaa la propiedad de la tierra, pero dentro de unmercado abierto y transparente, y sobre todo, sila tierra está acompañada de las condiciones paraconvertirla en factor de riqueza.

Sin una políticade asociatividad para generar escalas competitivas,los pequeños propietarios no existirán paralos mercados.

Sin infraestructura social, sin crédito,sin riego, sin vías terciarias, la reforma agrariabasada en la redistribución de la tierra, será laperpetuación de la pobreza rural.

Credito
JOSÉ FÉLIX LAFAURIE RIVERA

Comentarios