La salud: derecho o sofisma

Los avances en materia de acceso a servicios de salud en el país se han visto velados por dificultades de organización y operación en el sistema, habiéndose generado una gran desconfianza en torno al mismo.

En cinco años el país ha experimentado dos reformas a la salud: las Leyes 1122 de 2007 y 1438 de 2011 procuraron modificar las condiciones del sistema, pero fue en vano, pues no se progresó en su desarrollo reglamentario, ni menos en su garantía práctica: el enfoque de atención primaria en salud no fue estrenado, y el pluralismo estructurado en el que se basó nuestro modelo de aseguramiento universal en 1993 no maduró.

De ahí, a buena hora, el Gobierno Nacional decidió liderar  un proyecto de Ley Estatutaria para redefinir el sistema de seguridad social en salud, el cual parte de reconocer logros y enfrentar problemas crecientes en este sistema.

¿La Ley Estatutaria de la salud permitirá solucionar la crisis del sistema?

Con visión optimista,  superando la revisión de la Corte Constitucional sobre las disposiciones aprobadas en la   Ley Estatutaria de la Salud, ésta constituye incuestionablemente  "un pacto social",  un gran paso para reformar el sistema, y entre sus fortalezas, es de justicia destacar:

Se consagra la salud como  Derecho Fundamental de los colombianos, lo cual implica que el Estado la debe garantizar, proteger y respetar  en forma directa; la atención de niños, niñas y adolescentes, mujeres en embarazo, desplazados, víctimas de violencia, la población adulta mayor y personas que sufren de enfermedades raras, no será limitada por ningún tipo de restricción administrativa o económica; consagra la autonomía del médico para decidir el manejo de la enfermedad y la prescripción de los medicamentos; se acaba el paseo de la muerte, porque el enfermo podrá acudir a los establecimientos de salud sin ninguna restricción, se elimina la objeción de conciencia para negar la realización de los procedimientos médicos.

Pero  a pesar de estas prescripciones que en apariencia son hermosas e imprescindibles, por si solas no resuelven el problema de la salud de los colombianos. Éstas anheladas pretensiones, afrontan dos grandes peligros: No existe la disposición de los recursos financieros para hacerlas sostenibles a largo plazo, y se requiere el ineludible compromiso político para que la ley Ordinaria de Salud sea consecuente con ella, teniéndose en cuenta que a pesar de los logros conseguidos por la Ley Estatutaria de salud,  ésta solo es la piedra angular sobre la cual debe levantarse las columnas del Sistema de Salud, porque las grandes discusiones sobre cómo funcionará este nuevo sistema deben ser consideradas a través de Ley Ordinaria que está siendo discutida actualmente en el Congreso de la República.

Pese a las dificultades expuestas  convoco la voluntad de los congresistas para que sean consecuentes legislando en justicia social, para que en esta hora aciaga de paros y de nuevas hojas de ruta se perciba en la atmósfera la Seguridad Social en Salud como aliciente para superar el conflicto.

La salud debe defenderse como bandera de los Derechos Fundamentales y no dejarla ni siquiera hurgar como sofisma en boca de sus detractores.

Credito
ROSMERY MARTÍNEZ ROSALES Representante a la Cámara

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