El texto tiene, sin lugar a dudas, especial relevancia en medio de la crisis financiera de las economÃas desarrolladas. Los duros cuestionamientos que su autor hizo al modelo neoliberal, se anticiparon de forma profética a la nueva ola de inconformidad y escepticismo global de la que esta vez hacen parte Europa e incluso los Estados Unidos.
La crÃtica de Tony Judt señala que sociedades como la norteamericana o la inglesa, pese al tamaño de sus economÃas, son profundamente desiguales debido a que el objetivo que persiguen sus polÃticas de desarrollo en la actualidad es el mero crecimiento económico y no la redistribución de la riqueza.
En Estados Unidos, por ejemplo, el uno por ciento de la población concentra el 21 por ciento de la riqueza, como lo dice el autor: "Siempre ha habido ricos al igual que pobres, pero en relación con los demás, hoy son más ricos y más ostentosos que en cualquier otro momento que recordemos".
El origen de esta situación, es el desmonte de los estados benefactores en el nombre del libre mercado, la privatización y la baja tributación, en resumidas cuentas, el neoliberalismo. Este modelo económico ha propiciado el crecimiento desproporcionado de las empresas y ha concentrado la riqueza en manos de muy pocos, por lo que las condiciones sociales son propicias para la inconformidad.
De otra parte, las huelgas y manifestaciones son producto de la llamada "insoportable levedad de la polÃtica", los partidos polÃticos han sido incapaces de estar a la altura de las circunstancias. En medio de la crisis, la izquierda perdió en Europa gran parte de las elecciones, lo que confirma que la ciudadanÃa se siente decepcionada de la timidez de sus soluciones.
Algo va mal, el determinismo económico se ha tomado a la polÃtica, a la sociedad e incluso a la academia de los paÃses ricos. Lo que viven los Estados Unidos y Europa no es más que el resultado de 30 años de libre mercado. Es la consecuencia lógica de haber tirado por la borda, ingenuamente, toda una serie de conquistas históricas.
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