Sin embargo, pienso que he estado equivocado. Me lo demuestran las tres publicaciones que ha hecho el Grupo de Investigación en Literatura del Tolima, que en estos últimos años ha publicado tres libros producto de sus investigaciones y estudios sobre la escritura narrativa en el departamento. Tanto la Universidad del Tolima como Alma Mater y Colciencias, han creÃdo importante auspiciar y financiar estas investigaciones sobre nuestra literatura. El trabajo serio, profesional, del grupo ha determinado esta financiación.
El tiempo invertido, las obras y las publicaciones resultantes, suponen una inversión no despreciable, que envidiarÃan estudiosos, por ejemplo del mercadeo o de las tendencias sexuales de la sociedad contemporánea.
Los resultados son meritorios, representados por ahora en tres libros, “La novela del Tolima (1905-2005) BibliografÃas y reseñas crÃticas†entregado en el 2008, “Cuentos del Tolima, antologÃa crÃticaâ€, 2011, y “Cien años de novela en el Tolima 1905-2005â€, lanzado la semana pasada.
La labor realizada por el Grupo, conformado por Libardo Vargas CelemÃn, Leonardo Monroy Zuluaga, Jorge Ladino Gaitán Bayona y, para el último libro, Carlos David Leal Castro, es de trascendencia no sólo para el Tolima sino también para la historia literaria del paÃs.
Hay en ella el trasfondo de una necesidad que deben mostrar los estudios literarios: ubicar de manera definitiva la producción narrativa dispersa, establecer un canon de estudio para profesores de literatura y estudiosos del hecho literario, superar el amiguismo reseñista, que tanto abunda en revistas, periódicos y ahora en páginas de Internet, y sentar las bases de los valores reales de la producción de nuestros escritores.
De esta manera cualquier persona con mÃnimo interés por el conocimiento de nuestro imaginario literario, tendrá una herramienta eficaz para orientar sus inquietudes. Igual los profesores, los estudiantes y los lectores en general, dada la forma didáctica como los ensayos abordan temáticamente cada una de las obras.
Con esta labor, además, comprobamos la importancia de los estudios literarios y por qué las instituciones están en la obligación de financiar y apoyar esta búsqueda del acerbo espiritual de nuestros pueblos.
El estudio de la literatura no da réditos pero nos llena de seguridad en nosotros mismos, nos permite reconocernos como seres humanos y nos entrega la historia imaginaria de nuestras vidas como esa herencia inmaterial que el Estado está en la obligación de preservar.
De nuevo felicitaciones al Grupo y a sus resultados: el futuro se los sabrá recompensar.
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