Rigor sin atenuantes

Notable ha sido el éxito del Salón de Pintura Julio Fajardo, convocado por el MAT y patrocinado por la Gobernación del Departamento.

Tanto el público ibaguereño como los visitantes y turistas, que por esta época recorren la ciudad, tienen la oportunidad de conocer el estado de la pintura en el Tolima a través de esta importante muestra.

En ella se descubre en qué anda la pintura en el Tolima y quiénes pueden considerarse sus abanderados, motivo más que suficiente para acercase en Belén a las instalaciones del MAT.


Hay que advertir, sin embargo, que la convocatoria circunscribió la participación de los artistas a la pintura, dejando de lado otras disciplinas artísticas como la escultura, el dibujo, el grabado, la fotografía, el video, la instalación, el arte digital, etc.


También, es bueno advertir que la participación llegó a 102 artistas con 160 obras y que sólo 29 artistas con 34 obras se exponen al público, después de una rigurosa selección por parte de los jurados, nombrados precisamente para seleccionar y premiar las mejores propuestas presentadas.


De estos resultados se desprende que hubo una escogencia signada por el rigor, que parte de una mirada internacional para acercarse al arte producido en la provincia.


Por supuesto, no necesariamente un arte atrasado o decadente, como podrían pensarlo algunos, sino un arte que tiene interlocución con el arte internacional. En esto radica, entonces, la sorpresa y el éxito del Salón.


Sólo nos insertamos en el arte nacional e internacional si somos capaces de romper la visión parroquial de la imagen y manejamos las leyes que rigen el desarrollo del arte actual.


Y es cierto, no estamos aislados ni solos en el mundo, vivimos todas las posibilidades de estar conectados en tiempo real con el arte global. Por eso el contraste entre la obra moderna de William Ospina (homónimo del escritor) y la ingenua de Mario Fernando García, con selva y todo.


El jurado, integrado por los colombianos Natalia Vega y Alfonso Álvarez Forero y el mexicano Rafael Alfonso Pérez y Pérez, sometió las 160 obras participantes a un riguroso análisis que no sólo se basó de la atenta observación de las obras sino que se remitió a trayectoria de los participantes para tener la claridad necesaria y sacar a flote lo más representativo en el universo del Salón.


El premio fue para el lienzo “Oryza Sativa II”, creación de la artista Raquel Paz Bermúdez que, aunque hace referencia al arroz y su cultivo, mi visión llegó hasta la avalancha de Armero.


Mención especial merece el maestro Ricardo Angulo, que tuvo el valor de participar cuando él ya está por encima de estas confrontaciones estéticas.


Este rigor sin atenuantes le augura al Salón larga vida en la cultura del departamento.

Credito
BENHUR SÁNCHEZ SUÁREZ

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