El ser humano es por naturaleza vulnerable y está expuesto constantemente a sufrir ataques de todo tipo. La violencia generada por el hombre mismo causa miles de muertos diarios. La escases de recursos alimentarios producen otro tanto y las enfermedades completan esas cifras dantescas que, rara vez nos ponen a reflexionar sobre la fragilidad de nuestra existencia. Sin embargo de vez en cuando se echan a rodar las noticias preocupantes sobre el avance de epidemias que, potencialmente, podrían infligirle grandes preocupaciones a las autoridades sanitarias del mundo.
Recientemente comienza a tomar fuerza la aparición de un nuevo virus de la variedad de influenza derivada de la famosa gripa aviar y que se ha bautizado técnicamente con la nomenclatura H7N9, de la que dicen puede tener dimensiones catastróficas para la humanidad, por presentar un fenómeno nuevo en la evolución, pues mezcla tres tipos diferentes de variantes y ha sufrido una serie de mutaciones genéticas que lo hacen más agresivo y menos controlable, aunque sigue siendo una enfermedad zoonotica, ya que no se han encontrado casos de contaminación de hombre a hombre.
Los principales síntomas de esta enfermedad tienen que ver con una neumonía grave, fiebre, dificultad para respirar y tos. El primer brote se descubrió en el mes de marzo en China y desde entonces se han notificado 31 muertos y han sido registrados más de un centenar y medio de infectados. También se han detectado portadores sanos de la enfermedad, lo que complica más el control epidemiológico. No hay claridad frente a la forma en que se adquiere el virus, pero parece que es transmitido por pollos, patos y palomas en cautiverio que entran en contacto con las personas.
Las medidas higiénicas para impedir su transmisión, por elementales que parezcan, tienen que ver con el lavado de las manos con agua corriente y jabón. Esta práctica resulta efectiva, siempre y cuando se practique con rigor. Es de aclarar que esta enfermedad no se adquiere por el consumo de alimentos cocidos y que no existe una vacuna específica contra esta cepa, precisamente por su mutabilidad. El tratamiento existente tiene que ver con los medicamentos que se aplican para otras cepas, pero se corre el riesgo de que el organismo haga resistencia.
La Organización Mundial de la Salud se encuentra adelantando una especial vigilancia para impedir que esta enfermedad se convierta en una pandemia, es decir, en una enfermedad que se expande por varios lugares del mundo. Por ahora el estigma ha caído sobre China, pero dado los medios de transporte existentes en el mundo, esta apunta a que es muy fácil su propagación, si no se toman las medidas necesarias, aunque parezcan extremas.
El ser humano es por naturaleza vulnerable y está expuesto constantemente a sufrir ataques de todo tipo. La violencia generada por el hombre mismo causa miles de muertos diarios. La escases de recursos alimentarios producen otro tanto y las enfermedades completan esas cifras dantescas que, rara vez nos ponen a reflexionar sobre la fragilidad de nuestra existencia.
Credito
LIBARDO VARGAS CELEMIN Profesor Titular UT
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