Duros de matar

Parece que el imaginario popular se resiste a aceptar la muerte de sus ídolos. El duelo queda incompleto y jamás aceptarán la desaparición de ese personaje, a quien consideran inmortal. Por esta razón surgen innumerables leyendas que hablan de la continuidad de esas vidas, en situaciones y lugares distintos y dedicados a actividades diferentes a las que los hicieron famosos.

Solo tres ejemplos, tomados al azar, sirven para ilustrar esta práctica a los que algunos le dan pleno crédito, mientras que otros se dedican a calificarlas como montajes para remozar imágenes. 

Un primer personaje que cuenta con una gran estela legendaria es Adolf Hitler. Del Fuhrer alemán son muchas las cosas que se dicen, entre otras, que no murió el día de la caída de su fortín y, que por el contrario, huyó disfrazado de religioso y se encuentra, según algunos, en Venezuela, Chile, Argentina o en la Antártida.

Carlos Gardel no ha escapado a esta especie de mitificación que han hecho de su cuerpo, pues aunque fueron muchos los testigos que vieron consumirse en el fuego la aeronave en que el viajaba, sus seguidores difundieron la versión de que había logrado escapar del avión con su rostro desfigurado. Otros afirmaron que Gardel tenía un doble, un personaje de apellido Tabarez, quien lo reemplazaba en sus últimas presentaciones como la de Medellín, por cuanto él sufría de un cáncer pulmonar que lo hizo retirar de su contacto con el público 

La leyenda no aporta ninguna prueba creíble, todo se debate en el terreno de las especulaciones, sin embargo actúa como una especie de placebo para combatir el dolor por la pérdida del ídolo. Nadie niega la posibilidad de que ello haya podido ocurrir, pero jamás se presentan las mínimas evidencias que respalden dichas afirmaciones.

Sobre los hermanos Castaño Gil, reconocidos paramilitares, se han tejido todo tipo de historias. Existe hasta un documento reciente en el que, supuestamente, su propia esposa está reclamando garantías para Fidel Castaño, cuando este murió hace varios años.

Por eso la versión que surge esta semana en el sentido de que el expresidente venezolano Hugo Chávez está vivo y habló por teléfono con su hermano Adán, indicándole que estaba secuestrado por sus propios correligionarios, no es más que otra leyenda para impedir el olvido que se cierne sobre los héroes sin poder.

No es la primera vez que Chávez aparece vivo después de sus exequias. El propio Maduro contó la aparición en un sueño, en forma de “pajarito”. 

Ahora es su propia voz la que circula, muy similar por cierto, pero todo esto como parte de otro montaje, porque los héroes populares, como los de la película, son duros de matar.

Credito
LIBARDO VARGAS CELEMÍN

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