¿Polígrafo a los candidatos?

libardo Vargas Celemin

A raíz de la decisión del Gobierno nacional de realizar exámenes de polígrafo a funcionarios susceptibles de estar en riesgo de corrupción, se han escuchado voces de quienes piden igual tratamiento para los candidatos a las distintas corporaciones y cargos de elección popular, hecho que no comparto por varias razones, entre otras, porque se disminuiría ostensiblemente el número de ellos.

Respeto profundamente la profesión de político, para la cual no se necesita título alguno, pero si buen patrocinio y grandes capacidades histriónicas. Sin embargo, la sociedad es muy ingrata con ellos y siempre está condenándolos con epítetos que solo desprestigio le han causado a esta digna profesión. Es por esto que en muchas partes la palabra político es sinónimo de corrupto, chanchullero, ladrón o mentiroso, aunque lamentablemente algunos de los elegidos terminan sus mandatos en la cárcel, pero no por ello podemos desconocer que hay un grupo, reducido por cierto, de personas honorables que quieren la región y tienen magnificas ideas para buscar su desarrollo.

Someter a los aspirantes a que tengan que contar muchas cosas de su vida y luego responder una serie de preguntas, con unos cables adheridos a sus dedos, unas vendas que rodean su estómago y sentados en un cojín que se mueve demasiado, es una afrenta contra la democracia, porque este mecanismo no puede calificar las dificultades que han tenido que vencer. Además los gobiernos afiliados a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), deben respetar los datos personales para evitar que se conozcan intimidades de estos abnegados trabajadores de la comunidad.

Cómo podrá un candidato responder tranquilamente a una serie de preguntas que ponen en juego sus principios (morales, más no políticos), si permanece alterado por el estrés de no haber recibido un aval; de no tener el suficiente dinero para llenar de vallas las carreteras y pagar los tamales del día de las elecciones; de tener dudas de si el presupuesto para la contratación de los próximos tres años alcance para repartirla entre quienes han entregado cheques en la tesorería de la campaña. No, esto resulta demasiado complejo para quien solo desea servir.

Definitivamente el constituyente primario (y creo contarme entre ellos) debe rechazar el sometimiento al polígrafo por parte de los candidatos. Esto lo único que lograría es encarecer las campañas. Aumentarían los rubros para cambiar resultados y se tendría que demandar a los operadores de esos aparatos que solo quieren detectar a los mentirosos.

Los candidatos honestos no tienen problemas, porque su verdadero polígrafo son las realizaciones del pasado, las propuestas del presente y el compromiso con el futuro, solo eso habrá de sacarlos victoriosos. Si no es así, no es culpa de ellos, los que pierden son otros.

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