¿Tienen razón los taxistas?

Los taxistas anuncian para el próximo 3 de mayo una dura protesta en contra del proyecto de ley que busca regular el transporte público de pasajeros por medio de las plataformas tecnológicas. El gremio está en contra de la legalización de este servicio que prestan vehículos particulares, y exige a las autoridades que lo prohíban.

El proyecto en cuestión, que unificó varias propuestas que estaban en curso, establece  la creación del servicio de movilidad en vehículo particular, intermediado por plataformas tecnológicas. Con esta ley, los taxistas perderían el monopolio del transporte individual de pasajeros, mientras que los propietarios de los vehículos que presten sus servicios en plataforma deberán adquirir pólizas de seguros, pagar impuestos y registrase en el Runt.

De ser aprobada, la nueva ley acabaría con el sistema de cupos de taxis. Este es un negocio particular que surgió por la limitación del número de licencias de operación que autoriza cada municipio. El valor de cada cupo está entre 90 y 120 millones de pesos; sin embargo, ante la competencia de las plataformas, este valor ha caído de manera estrepitosa y con su desaparición, estas millonarias inversiones perderían su valor.

Los taxistas rechazan el proyecto de ley, entre otros motivos, porque, de ser aprobado, para ellos habría un desequilibrio, al permitir que vehículos particulares viejos presten el servicio, mientras a los taxistas los obligan a chatarrizar. Los dueños de taxis, en la actualidad, deben pagar impuestos, el cupo, la licencia de operación, seguros y los conductores deben tener prestaciones sociales, mientras que quienes prestan el servicio a través de las plataformas colaborativas no pagan impuestos, ni seguros, ni cumplen ningún tipo de reglamentación.

En el otro lado están muchos ciudadanos que prefieren recurrir a las plataformas porque consideran que el servicio que prestan los taxistas es deficiente e inseguro; hay abusos en el cobro de tarifas; no se consiguen taxis en horas pico, algunos taxistas abandonan a sus pasajeros o se niegan a ir a determinados lugares; los usuarios desconocen la identidad de los conductores y los taxímetros son adulterados con frecuencia. Lo cierto es que los usuarios merecen un servicio de transporte seguro, confiable, con tarifas razonables y que se preste en vehículos en buen estado.

Las razones de los taxistas son válidas, pero preocupa el anuncio del uso de las vías de hecho y el bloqueo de la ciudad; esto ocasiona el malestar de la ciudadanía que difícilmente se solidariza con quienes impiden la libre movilización y en ocasiones se tornan violentos.

No se conoce la contrapropuesta del gremio de los taxistas para encontrar una solución; sin embargo, es evidente que los sistemas de prestación de servicios de transporte público se deben modernizar y adecuar a las condiciones actuales. Además, no se puede desconocer que los servicios que se prestan a través de las aplicaciones móviles son una realidad con la que tendremos que convivir por largo tiempo.

EL NUEVO DÍA

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