Ataco y sus obras inconclusas

El caso de Ataco no es único (lo padecen los municipios de sexta categoría que corresponden al 87 % del total de municipios del país), pero no por ello deja de ser doloroso.

Los municipios tolimenses están llenos de obras inconclusas o que no arrancan. Las necesidades de miles de ciudadanos se ven postergadas o aplazadas indefinidamente, debido a la precariedad de los presupuestos, en especial de los municipios de sexta categoría, y, en muchas ocasiones, a la ineficiencia de los mandatarios locales.

Cada cuatro años, con la llegada de un nuevo alcalde, los lugareños recuperan la esperanza de que sus condiciones de vida mejoren, mas conseguir la superación de las necesidades en cuatro años es poco probable; sin embargo, los candidatos, a sabiendas de las limitaciones presupuestales a las que se enfrentarán, adquieren compromisos con los votantes que a todas luces son imposibles de cumplir.

Uno de ellos es Ataco, uno de los cuatro municipios Pdet en el Tolima, en donde los actores armados hicieron presencia por largo tiempo, y que padeció por años el abandono y la exclusión de las prioridades del Estado. Como gran parte del sur, las vías terciarias se encuentran en mal estado, por lo cual los campesinos se ven en serias dificultades para comercializar sus productos.

Allí los habitantes deben convivir con múltiples carencias y ahora proyectos inconclusos o que no arrancan. Vías en mal estado, obras que no se ejecutan, aulas de clase y polideportivos deteriorados son algunas de las preocupaciones expuestas por los atacunos.

Un puente para la vereda Pensilvania, que se contrató hace poco más de un año y con un plazo de ejecución de tres meses, no ha comenzado. La excusa del alcalde, Miller Aldana, es el fuerte invierno y la necesidad de actualizar estudios y diseños, debido al aumento del cauce de la quebrada sobre la cual pasaría el puente. 

La Institución Educativa Martín Pomala, la más importante de la población, que alberga cerca de mil estudiantes, tiene ocho aulas inutilizadas, pues hace más de siete años les hicieron adecuaciones que no sirvieron. El alcalde reconoce el problema, pero asegura que pronto recibirá recursos de regalías para repararlas. Los polideportivos están abandonados y carecen de iluminación.

Los comerciantes se sienten perjudicados, ya que están arreglando las vías principales de la cabecera municipal, pero por estos días (los más importantes para las ventas), se suspendieron los trabajos y se reiniciarán después del 11 de enero, por lo cual las calles están convertidas en lodazales intransitables.

El caso de Ataco no es único (lo padecen los municipios de sexta categoría que corresponden al 87 % del total de municipios del país), pero no por ello deja de ser doloroso.

 

 

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El Nuevo Día

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