De los campos de guerra, a la paz con el café

Fotos: Antonio Guzmán Oliveros / EL NUEVO DÍA
Crédito: Fotos: Antonio Guzmán Oliveros / EL NUEVO DÍALuis Alfredo Lombana.
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Con unión entre los pobladores de Icononzo, empresarios y excombatientes que se acogieron al proceso de paz, se creó la Asociación Esperanza y Paz que busca, mediante el cultivo y la transformación del café, generar progreso para sus familias y la Nación.
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Ofrecer a los colombianos la oportunidad de beber un café con sabor a esperanza y paz es lo que decidió un grupo de excombatientes de las Farc que se acogió a los acuerdos con el Gobierno nacional; ellos decidieron, aparte de sembrar el grano, transformarlo y ya cuentan con aliados comerciales.

Este grupo de 20 firmantes de paz está en Icononzo, en la vereda La Esperanza, donde junto con la comunidad y víctimas trabajan para olvidar que alguna vez empuñaron un fusil y ahora su ‘arma’ es el azadón.

El apoyo ha sido alto, pues aparte de vender en la capital de la República y otras regiones, así como recibir constantes capacitaciones, en Icononzo existe Pomerania Café & Libro, donde una pareja colombopolaca decidió apoyarlos, comprar sus productos y vender la bebida nacional.

Luis Alfredo Lombana Parra, quien es el presidente de la Asociación Agropecuaria Esperanza y Paz, asegura que luego de los acuerdos de paz, conformaron el grupo en 2018 y a finales de 2019 ya lo tenían constituido y legalizado.

En la actualidad permanecen los 20 firmantes de paz junto con 10 personas de la comunidad, son al menos 45 personas víctimas del conflicto armado, tanto de la guerrilla, paramilitares y del mismo Estado.

“Iniciamos con 13 unidades productivas, cada uno con unos cinco mil palos, en nuestro crecimiento ya tenemos 120 mil árboles de las variedades Castillo y Caturra, es un grano con altos estándares de calidad”, cuenta Alfredo Lombana.

Asegura que ya unidos decidieron apostarle al café. “Lo primero que nos dieron en vez de tetero fue tinto”. En un principio, con café pergamino, pero debido a su bajo precio, detectaron que no era autosostenible para todas las familias que iban a depender del proyecto.

“Dentro del cambio revisaron que, aparte de cosechar granos especiales, era importante transformarlo, así que con recursos propios y del Pnud, adquirieron maquinaria, una trilladora, una tostadora, el molino, una mesa en acero y una selladora.

Suministrada / El Nuevo Día

Luego, crearon la propia marca, Café Esperanza y Paz, “una mezcla de lo que nos representa, esperanza, queremos que haya paz, todo esto está vinculado con el proceso de paz y en la vereda La Esperanza”, añadió Lombana Parra.

Ahora son parte de la Mesa Nacional del Café, 32 asociaciones en proceso de reincorporación cuya sede está en Cauca, y de la cual reciben capacitaciones con Tecnicafé, el Sena y hasta la Universidad del Tolima. Su aliado Pomerania les llevó un tostador profesional para que mejoraran este proceso. 

Asevera Alfredo Lombana que su asociación es una gran familia que le apuesta bastante al tema género, pues las mujeres son parte importante del trabajo que allí se realiza, incluso Mariana, hija de Luis Alfredo, luego de capacitarse en Cauca, ahora es barista en Pomerania.

“Las mujeres son indispensables en estas labores, ya que tienen más cuidado para coger el café, los escogen parejos, no recolectan los verdes y hasta en la clasificación son muy rigurosas”, añade Alfredo Lombana.

 

Apoyo a la paz

En una esquina cerca al parque principal de Icononzo está Pomerania Café & Libro, según su gerente, Camilo Andrés Cupitre, se trata de una organización dedicada a la promoción del cultivo, la producción y el consumo de cafés especiales en Icononzo y el oriente del Tolima.

Camilo nació en Icononzo, de familia cafetera, pero cuenta que durante su tiempo en Colombia no estuvo muy conectado con el mundo del café, solamente fue cuando viajó a Dinamarca, a cursar una maestría que el destino lo llevó a conocer sobre el producto insignia de su país.

“Empecé a buscar un trabajo de estudiante de medio tiempo y lo encontré en una cafetería, conocí sobre los cafés especiales, le agarré el gusto y empecé a estudiar y a capacitarme”, rememora.

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Camilo Andrés Cupitre, quien gerencia Pomerania Café & Libro.

Casado con una polaca, llegó a Bogotá a trabajar en una universidad en Bogotá, pero luego llegó la pandemia y con el fin de pasar la cuarentena retornó a Icononzo, una tierra que vio muy cambiada desde que se fue.

“Llegué con Anna, y mi sorpresa fue ver un pueblo que creció, con taxis, turismo, glampings, gimnasios, todo un estilo urbano, hasta venta de hamburguesas artesanales, así que pensamos que le faltaba un café en el cual las personas se relajaran, conversaran o trabajaran, que complementara con todo lo que ya tenía el municipio”, indicó Camilo Andrés.

Luego llegó Café Esperanza y Paz, así que, dentro de sus prioridades era trabajar con los productores locales y, aunque era conocedor de que, a diferencia de Planadas, Icononzo todavía no había dado el salto a los cafés especiales, sí existe una tradición cafetera.

“Empezamos a trabajar con distintos productores para mejorar los procesos y vieran los beneficios, así que apareció la oportunidad de trabajar con la Asociación Agropecuaria Esperanza y Paz.

“Ellos ya venían en un trabajo, así que ingresamos primero como clientes, luego como aliados comerciales, ayudándolos a promover en mercados de Bogotá, Medellín y a nivel internacional, y también en brindarles capacitación para mejorar sus procesos de secado y de tostión”, dijo. 

La acogida de las personas también ha sido un proceso, pues los campesinos de la región están acostumbrados a tomar el tradicional tinto, por lo que en un principio los clientes de Pomerania fueron personas de Bogotá e Ibagué que estaban relacionadas con el acuerdo de paz.

“Ahora, las personas de acá se atreven a probar, a experimentar nuevos sabores a tomar un americano con un café recién molido de calidad, o un capuchino con una buena leche; ahora se maravillan con el sabor que ofrece el café en una prensa francesa y hasta en sifón japonés”, cuenta.

El café de Colombia, la bebida nacional, la que por décadas ha unido a los colombianos, ahora también lo hace con los proyectos surgidos tras el proceso de paz, de excombatientes que sueñan con un país mejor, con ofrecerle lo mejor a sus familias y trabajar en unión por el progreso una nación. 

Suministrada / El Nuevo Día

 

Nació el amor al café

Por las manos de Mariana Lombana Beltrán pasan los granos cultivados por su padre Luis Alfredo, ella, luego de capacitarse en el Parque Tecnológico de Innovación del Café, Tecnicafé, en Cajibío (Cauca), donde aprendió, aparte de cultivo, también catación y preparación de café especiales, ahora es barista en Pomerania Café & Libro.

Mariana llegó al mundo de los cafés especiales casi por casualidad, cuando sus padres llegaron a la zona veredal en Icononzo y en alguna de las reuniones le preguntaron si deseaba capacitarse en el tema.

“En ese momento no sabía nada, y tampoco me imaginaba que había algo más después del cultivo. Ver esas instalaciones grandes, mucha agroindustria, tecnificación y todo eso me deslumbra y empezó mi gusto por aprender”, acota.

Y como si el destino la guiara y le tuviera su espacio reservado, conoció a Camilo Cupitre quien le ofreció empleó en Pomerania, pues ya tenía conocimiento en preparación y otras actividades relacionadas.

“En Pomerania aprendí más. Camilo ha traído buenos profesionales. Me siento orgullosa de mis orígenes, es magnífico, responder que ese café es de Esperanza y Paz, de nuestra asociación, donde está incluida mi familia”, apostilló Mariana Lombana.

 

Dato

El nombre Pomerania es un homenaje a la ciudad polaca de donde es natural la esposa de Camilo Cupitre, y cuentan con cafés similares al que fundaron en Icononzo, que combinan la experiencia de librería y cafetería

 

Credito
ANTONIO GUZMÁN OLIVEROS

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