'Rapiña' por pacientes del Soat

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
Violación a las normas de tránsito y competencia desleal son algunas de las irregularidades mencionadas en la disputa por los llamados pacientes Soat. La 'pelea' por este tipo de heridos se ha convertido en una imagen frecuente en las calles de la ciudad.

Las ambulancias y las clínicas privadas siguen encontrando en cada tragedia una oportunidad de negocio. El pago del Seguro Obligatorio por Accidentes de Tránsito, Soat, al parecer, es el objetivo central en esta competencia desleal. Ante esta realidad, muchas han dejando de lado su función social que, para este caso, es prestar un servicio humanitario y de calidad en un momento crítico.


El traslado de personas accidentadas hacia algunos centros asistenciales que, presuntamente, tienen contratos y le dan bonificaciones a los conductores y dueños de las ambulancias, ha dejado trágicos desenlaces. Josué Marroquín Ruiz es una de las tantas víctima reportadas por el popular 'paseo de la muerte', pues a pesar de la gravedad de sus heridas el hombre murió en la ambulancia porque, según dijeron en su momento los familiares, a él lo movilizaron hasta la clínica más lejana.

"La guerra por heridos"
Todo inicia cuando a través de la línea telefónica 123 se pide el servicio de la ambulancia. Las empresas privadas reciben la comunicación, pero, según un conductor que tiene más de cinco años de experiencia en el manejo de estos 'bólidos' blancos, algunas monitorean de manera ilegal las frecuencias de radio de las dependencias que manejan este tema y activan sus equipos tan pronto como saben que existe un accidente.

De inmediato comienza una carrera por las calles para llegar primero, recoger el herido y cobrar, de esta manera, su traslado con el Soat. Caso contrario al denominado servicio 'social - humanitario', que es cuando se registra un herido por arma blanca, de fuego o por otros incidentes. Para este tipo de episodios los conductores de ambulancias se resisten a atender los llamados porque en dichas situaciones, quien se hace responsable de los costos es la Secretaría de Salud municipal.

"Quienes conducimos ambulancias sabemos que no es rentable recoger casos sociales - humanitarios, porque la Secretaría (de Salud) se demora mucho en pagar; en ocasiones se han tardado hasta un año para cancelar los servicios. Mientras que el Soat es muy cumplido con las obligaciones; ellos no tardan más de una mes en pagar lo que les corresponde", refirió el conductor, quien pidió la reserva de su nombre.

¿En qué radica la guerra del centavo?
Conforme a lo expuesto por este testimonio, la guerra de centavo radica en el hecho de que actualmente en esta ciudad sólo existen dos empresas para el traslado de heridos por accidentes de tránsito. Una es Guabinal y la otra es la Clínica Ibagué.

"Las ambulancias de Guabinal tienen contrato con Asotrauma; por eso todos los pacientes que ellos recogen los llevan allá. Mientras que las de la Clínica Ibagué, por obvias razones, los llevan hasta la misma clínica, sin importarles que el herido se encuentre en El Salado u otro lugar distante.

“Lo correcto en este tipo de casos es que a los pacientes los trasladen hasta el centro asistencial más cercano, a no ser que las heridas sean muy graves y se necesite un hospital de tercer o cuarto nivel”, mencionó el hombre.
    En lo que respecta a los costos de traslados, una aseguradora paga entre 50 y 60 mil pesos por el servicio de ambulancia.

¿Incentivos por cantidad?
Frente al pago de bonificaciones por llevar heridos a ciertas clínicas u hospitales, el conductor sostuvo que Asotrauma y Clínica Ibagué pagaban 15 mil pesos por paciente adicional al costo que cobra la empresa. Sin embargo, por investigaciones de la Secretaría de Salud ese beneficio se acabó.

“El pago a las tripulaciones de las ambulancias y las comisiones adicionales al salario por paciente trasladado por parte de los hospitales era otro de los factores que repercutía en el aumento en la guerra del centavo”, concluyó.


Credito
ANA LUCÍA RIVERA Q.

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