Hace cuatro años un querido amigo me regaló un libro, ‘¡Sálvese quien pueda!,’ de Andrés Oppenheimer. Trata de la automatización y la inteligencia artificial.
En diciembre de 2020 en Buenaventura dos bandas criminales integradas por jóvenes negros de entre 18 y 20 años de edad, los Shottas y los Espartanos, entraron en una guerra a muerte, en la que perdieron la vida 250 personas, lo cual sembró terror entre la población bonaverense.
Una de las ventajas de hacerse mayor es que se amplía la perspectiva temporal y ello permite contar con vivencia para construir opiniones propias y hacerse reflexiones. Trataré de explicarme.
El presidente Gustavo Petro ha decidido jugársela por la paz total, como él la denomina. Es una apuesta arriesgada en términos de capital político, pues tiene mucho que perder y poco que ganar. Me explico.
La tradición estadounidense de evaluar los primeros 100 días de gobierno prácticamente se ha universalizado. Y Colombia, por supuesto, no es la excepción. Así que, desde mi solitaria atalaya de ciudadano libre, procedo a hacer mi propia evaluación.
Siempre que se abre una ventana al conocimiento se amplían las fronteras de la ignorancia. A medida que se avanza en lo primero, se cobra mayor conciencia de lo segundo.
El pasado 21 de octubre se cumplieron 40 años del día en que Gabriel García Márquez recibió una llamada desde París comunicándole el otorgamiento del premio Nobel de Literatura.
El aguacero del miércoles anterior en Ibagué tuvo perfiles diluvianos. Dejó casas, apartamentos y conjuntos residenciales inundados; calles transformadas en ríos urbanos, que arrastraban carros, bicicletas y muebles, como si estuviésemos en Barranquilla. Seis corredores viales y 22 barrios inundados. Muchas personas quedaron, literalmente, con el agua al cuello. Una escena que retrata de cuerpo entero la falta de planeación que existe en la ciudad.
Comencemos por lo obvio y fundamental, la ubicación geográfica: Ibagué es la capital de departamento más cercana a Bogotá (200 kilómetros), después de Villavicencio (124) y Tunja (140), y eso le confiere una ventaja comparativa y competitiva muy grande frente al resto de capitales.
Una imagen vale más que mil palabras. La semana pasada recibí la invitación de la artista plástica Olga Martínez para visitar el Museo de Arte del Tolima (MAT) y deleitarme con la exposición ‘Cien años de las artes plásticas en Ibagué’, y pude comprobar una vez más que es verdad.