Cuando comer se convierte en problema

Lógico esta semana sería escribir a propósito de los 471 años que cumple nuestra amada Ibagué y hacer una radiografía de su estado actual, de lo que soñamos que fuera y las tareas por acometer.

Juego de Calamar a la colombiana

La serie de moda en la plataforma Netflix ha dado mucho de qué hablar, generando tendencias en redes y alentando memes en el mundo entero. La historia trata de un juego macabro y sangriento donde el ganador se queda con 45 mil 600 millones de wones surcoreanos (146 mil millones de pesos), dinero que se va acumulando en una esfera transparente colgada en el techo de la bodega, la cual pueden ver todo el tiempo, los 456 participantes que aceptan jugar y que son encerrados mientras cumplen con los seis retos en los que deben competir a muerte, literalmente hablando. Son actividades “lúdicas” infantiles o tradicionales -claro, en la cultura coreana- las que deben cumplir mientras se desarrolla la trama.

"Sitico" andresito el estresado

Decía el “tonto” Caliyo: “siticos”, “siticos”, mientras sacudía sus pies descalzos uno contra el otro limpiando tierra y piedritas sentado en la barbacoa del solar, en un tono mordaz y de consideración frente a mis primos, hermanos y yo, porque nos había tocado sacar algunos baldados de gua del aljibe, traer unos racimos de la platanera, barrer la hojarasca del jardín de la abuela Lola, ayudar a abrir el broche para que pasaran el ganado, corretear las gallinas hasta el galpón, recoger algunos tamarindos, bajar manotadas de mamoncillos y trepar al viejo árbol de ciruelas para tomar las más maduras. O sea, un durísimo y estresante trabajo de campo en pleno verano, de unos nietos citadinos que estábamos de vacaciones en la finca del Guamo.

Un congreso sin corruptos

Mientras posan de dignos, de nobles voceros de los colombianos, de impulsores de la democracia, de trabajar por los intereses de una mejor nación, se prestan para saquear sin compasión el erario público aprovechando sus credenciales de congresistas. Por eso, parafraseando a “Alvarito el innombrable”: Ojo con el 2022. Pueden llegar peores fariseos y más ladrones que muchos de los que han estado y pueden estar allí.

“Duquear”

Con la picaresca y el fino humor característicos, algunos colombianos han decidido aportar al estudio de nuestro exquisito español una nueva palabra, un verbo para ser exactos: “duquear” (dícese de la acción de mentir en público). Porque lo de “abudinear”, ya es más que obvio.

Effetá

Effetá (ábrete). Abrirse, ese el llamado que en esta Semana por la Paz hace la iglesia Católica colombiana a todos, a propósito de la situación que vive el país y que debe mejorar. Un llamado a abrirse a la inclusión de lo diferente, lo desconocido, del otro, del no igual, del que piensa distinto, se ve distinto, habla y se comporta distinto a mí y a los míos.

Cosificación de la mujer = Afganistán y Colombia

Creo que de un modo u otro todos nos hemos preocupado por la llegada de los Talibán al poder y el control total en Afganistán y lo que ello implica, sobre todo, para quienes no profesen sus creencias religiosas y en especial para los pocos e incipientes derechos de mujeres y niñas.

Cortolima: En los sótanos del infierno

No importa si es Paquita de la del Barrio, María de los Guardias, Laura Bozzo o la doctora Polo, quien esté el frente de la Corporación Autónoma Regional del Tolima, Cortolima, o que si Olga Lucía Alfonso Lanini es la dama de hierro, de latón, de oropel, de paja o pariente del Ratón Pérez que intercambia dientes por dinero. Eso es llevar un debate crucial y vital a una liviandad extrema de cualidades profesionales y personales de quien dirige una entidad, como si se trata de hacer ahora -por unos y otros- acople de baladíes argumentos a favor o en contra frente a la mala calificación obtenida por desempeño de la última vigencia, según el Índice de Desempeño Institucional que mide las 32 CAR del país.  

Cortolima: En los sótanos del infierno

No importa si es Paquita de la del Barrio, María de los Guardias, Laura Bozzo o la doctora Polo, quien esté el frente de la Corporación Autónoma Regional del Tolima, Cortolima, o que si Olga Lucía Alfonso Lanini es la dama de hierro, de latón, de oropel, de paja o pariente del Ratón Pérez que intercambia dientes por dinero. Eso es llevar un debate crucial y vital a una liviandad extrema de cualidades profesionales y personales de quien dirige una entidad, como si se trata de hacer ahora -por unos y otros- acople de baladíes argumentos a favor o en contra frente a la mala calificación obtenida por desempeño de la última vigencia, según el Índice de Desempeño Institucional que mide las 32 CAR del país.  

Política de gratuidad educativa superior

Creo que existe consenso en todas las orillas del escenario público departamental que tener una política pública de gratuidad educativa superior es sin duda alguna el primer paso, para en un lustro o dos, de verdad contar con un panorama más alentador en materia de desarrollo económico y social de nuestra región. Inicialmente la apuesta fue fortalecer el propósito departamental que ya venía en marcha de contar con dicha gratuidad, pero que se hizo más que urgente por la pandemia del coronavirus que desnudó las difíciles realidades económicas de muchas familias para poder educar a sus hijos.