Pipo, una empresa familiar al servicio de los tenderos

EL NUEVO DÍA
La empresa cuenta con 50 empleados y atiende a cerca de tres mil 500 tiendas de Ibagué y alrededor de 500 en los municipios cercanos a la capital del Tolima.

La idea de doña Ana Fuentes de tener ocupados a sus hijos con un negocio en la plaza de la 14 se convirtió, 20 años después, en uno de los depósitos de abarrotes más importantes de Ibagué: Pipo.

La palabra fue el contrato que ‘firmó’ la familia Espinosa Fuentes para dar vida al Granero La Montaña, que costó 180 mil pesos y fue pagado por cuotas.

“Se montó el negocio, con poco conocimiento; mi mamá habló con el señor de donde hacíamos mercado en la plaza de la 14 y él le ofreció el local; ella aceptó, pero no contaba con el dinero, así que se pusieron de acuerdo y cerraron el negocio”, recordó Humberto Espinosa, gerente de Pipo.

Los cinco hermanos, entre ellos Humberto, se turnaban entre la mañana y la tarde la atención en el local, mientras que los otros asistían al colegio a continuar con sus estudios.

En un principio vendieron mercado para las personas de las veredas, sobre todo del Cañón del Combeima, Toche y Tapias.

Posteriormente, “cuando observamos que había un consumidor como el tendero, un cliente importante que maneja un volumen significativo, nos fuimos especializando en ese tipo de mercado”, refirió.

La llegada a la 21
En un consenso familiar y luego de que Yesid Espinosa, padre de Humberto, recibiera una oferta de un negocio en la plaza de la 21, adquirieron un local frente al CAI, que, al igual que el de la 14, fue pagado por cuotas.

“Arrancamos en el nuevo negocio, hace cerca de 16 años, y fue creciendo; con el progreso del negocio en la 21 quitamos el de la 14, después de seis años”, sostuvo Humberto.

 Poco a poco fue prosperando el granero en la 21 (frente al CAI) y “no alcanzábamos los de la familia a hacer toda la operación, por eso se contrató el primer empleado”.

Empleado que dejó marcada la historia de Pipo, pues ese era el sobrenombre del primer trabajador con el que contó el depósito.

“El trabajador fue enviado a la Cámara de Comercio para que registrara el negocio, en la familia buscaron un nombre para que lo registraran y cuando llegó a la ventanilla, hacia las 11:30 de la mañana, le dijeron que el nombre ya existía.

“Él era un empleado de confianza y lo que importaba en esos momentos era salir de esa diligencia de formalidad del negocio, y, como a él le dicen Pipo, registró el negocio como Depósito Pipo, con la intención de cambiarlo luego”, dijo.

El objetivo, según Espinosa, no era poner un nombre comercial sino algo legal, pero la marca Pipo quedó en la mente de los consumidores, que son las tiendas, y por eso no se cambió.

“De ahí en adelante, el personal fue creciendo en la empresa, hasta conformar una planta de 50 empleados, además, conformamos la empresa tres personas de la familia, sigue siendo una empresa familiar y lo que hacemos es surtir tiendas y supermercados”, aseveró.

Para estos empleados el Gerente tiene en cuenta en su elección que sean personas estables y que tengan visión “pequeña o grande, pero que vayan hacia algún lado”.

El crecimiento
Humberto Espinosa atribuye el éxito de Pipo a la rectitud con los fabricantes y los clientes. “El comienzo puede ser complicado, pero el proveedor y el cliente lo van llevando a uno adonde quiere: es como una balanza virtual, escuchar y rodearse de buenas personas que lo quieran ayudar”, sostuvo.

El voz a voz de los proveedores y clientes, vender a buen precio, buena calidad y productos reconocidos han hecho que la marca crezca. “Lo más gratificante es cuando uno se encuentra con un cliente o entra a una tienda y hablan bien de la marca Pipo”, indicó.

Aunque la categoría de los negocios ha ido cambiando, de acuerdo con Humberto Espinosa, “hoy hay más jugadores en el mercado, entonces la veo en un futuro en la transformación de forma de venta, yendo hacia el cliente”.

Respecto al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, el empresario fue enfático en afirmar que: “Si del cielo caen limones, aprende a hacer limonada; la vida depende de como la vea, se dan las oportunidades. El TLC son más jugadores o proveedores, pero no creo que afecte mucho al consumidor y al comerciante”.

El depósito de abarrotes atiende a cerca de tres mil 500 clientes en Ibagué y a alrededor de 500 en los municipios cercanos.

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