Las clínicas de lutería, infaltables en Cartagena Festival de Música

 El lutier Nikolai Ceballos junto a músicos de la Orquesta Sinfónica de Cartagena.
Crédito: FOTOS: CARTAGENA FESTIVAL / ALEJANDRA CAVIEDES - EL NUEVO DÍA
A cargo de dos reconocidos lutieres en el país que hacen parte de los Centros de Lutería de la Fundación Salvi, los diagnósticos se hacen de manera personalizada.
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Cada año, cuando sube el telón del Cartagena Festival, también abren sus puertas las clínicas de lutería que tiene la Fundación Salvi, al servicio no solo de los músicos invitados de otros países, sino de aquellos artistas colombianos que asisten a la programación.

En la Universidad de Cartagena, sede San Agustín, están ubicadas estas dos aulas donde los maestros Mauricio Niño y Nikolai Ceballos, lideran las clínicas para reparación de instrumentos de vientos madera y vientos metales, y reparación y puesta a punto de instrumentos de cuerda frotada, respectivamente.

En diálogo con EL NUEVO DÍA, el lutier Nikolai Ceballos, quien también ha venido trabajando con el Conservatorio del Tolima gracias a la alianza que existe con la Fundación Salvi que desarrolla la Tecnología en Construcción y Reparación de Instrumentos de Cuerda Frotada, contó cómo funcionan estos espacios.

 

FOTOS: CARTAGENA FESTIVAL / ALEJANDRA CAVIEDES - EL NUEVO DÍA

“Como todos los años, aquí han estado las clínicas de lutería. Que han venido fluctuando dadas las condiciones de la pandemia, pero a pesar de que en Cartagena es tan difícil encontrar estos servicios, es más importante aún hacerlos.

Aquí el desgaste por la salinidad del ambiente y la humedad es mayor, entonces es muy importante tanto para ellos, como para nosotros brindar este servicio (...) aquí llegan estudiantes a quienes también dejamos varios conocimientos para que cuando tengan algún inconveniente, puedan solventar un poco”.

También afirmó que a las ‘urgencias’ de las clínicas llegan estudiantes de la Orquesta de Cartagena, así como los músicos internacionales, que pueden tener alguna situación con sus instrumentos, así como la comunidad cartagenera interesada.

Y a propósito de los invitados internacionales, refirió que han quedado impactados y muy satisfechos con los servicios, pues, “traen instrumentos de altísima manufactura, que hemos podido restaurar y atender según la necesidad”. 

Cabe resaltar que en estas clínicas también se imparten charlas sobre mantenimiento y cuidado, y están atendidas además por Ángel Gil, asistente del lutier Nikolai; y Víctor Peña, asistente de Mauricio Niño.

 

Arman, reparan y crecen con sus instrumentos

 

Para estos tres estudiantes de la Institución Educativa San Lucas de Cartagena, integrantes de la Filarmónica Juvenil e Infantil de El Milagro, dirigida por el maestro Rafael Osorio, estas clínicas han sido un ‘oasis en el desierto’. Han aprovechado los espacios tanto académicos, así como los conciertos, que según ellos, los instruyen en sus nacientes carreras:

Isaí Morelo: Toco violín hace un año y medio. Vengo de otro instrumento pero quedé flechado por el violín; estoy aquí porque hace tiempo tuve la idea de invertirle a mi instrumento, dado que no había podido comprarle algo antes.

Compré algunos accesorios, pero me dí cuenta que era trabajo de un experto, así que traje mi violín a la clínica de lutería y aquí estamos, ya me puedo llevar de ayer a hoy mi instrumento.

FOTOS: CARTAGENA FESTIVAL / ALEJANDRA CAVIEDES - EL NUEVO DÍA

César Martínez: Toco el violín hace tres años y traje mi instrumento porque el año pasado compré uno nuevo, y el puente necesitaba un cambio porque estaba muy alto; y como eso debía bajarle digitación, lo traje ayer y ayer mismo lo llevé a casa.

Laura Hernández: Estoy con el violín aproximadamente tres años, traje ayer mi violín a lutería porque tenía problemas con las clavijas que se bajaban mucho. Cositas pequeñas que molestaban en prácticas o conciertos y aquí pude solucionarlas.

Este es un buen servicio, aprendemos muchas cosas sobre el mantenimiento de los instrumentos, y que es maravilloso porque en Cartagena no encuentras lutieres, entonces resulta más costoso aprender a distancia, por lo que es más fácil aprender gracias al Festival.

 

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Credito
ALEJANDRA CAVIEDES 

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