Se acata lo que establece el Ministerio de Educación

Ya son suficientes los estudios que han llegado a la conclusión de que las instituciones educativas y los directivos y docentes en general, acatan al pie de la letra, cuanta norma y directriz surja de las instancias centrales del Ministerio de Educación.

Hay apego a las normas y éstas se aplican, en la mayoría de los casos, sin el menor análisis crítico, sin que se sometan a circunstancias particulares que surgen de los contextos sociales y políticos tan diversos en donde funcionan los establecimientos educativos; no se acude a la autonomía que la ley da a las instituciones escolares. De ahí la importancia que tiene el Ministerio y los correspondientes ministros del sector, en la implementación de políticas educativas. El sistema escolar requiere de la presencia de un ministro (a) de educación que enfoque a las instituciones escolares hacia lo pedagógico, hacia el logro de los aprendizajes de los estudiantes, que se requieren para que Colombia siga adelante.

Ese apego a las directrices estatales llega hasta los procesos curriculares, es decir, al punto de definir qué enseñar, cómo enseñar y cómo evaluar a los estudiantes.

Un estudio reciente del estudiante de la Maestría en Educación de la Universidad del Tolima William Geovany Rodríguez Gutiérrez, bajo la dirección del magíster en lingüística Jaime Amaya Vásquez, que tiene por título ‘La recontextualización del discurso pedagógico oficial en la escuela por medio del plan de área de la Lengua Castellana’, llega a la conclusión de que “el discurso pedagógico oficial se recontextualiza en la escuela, a través de la elaboración del plan de área de Lengua Castellana que lleva a que se reproduzcan unas relaciones de poder como consecuencia que los docentes, a partir del discurso pedagógico oficial, programan el plan de área por medio de los estándares curriculares que son fieles a los intereses del Estado”.

Se concluye, igualmente, que el Estado, a través de los lineamientos y normas que ha implementado para desarrollar los planes de estudio, restringe la autonomía del docente hasta el punto de que “en muchas ocasiones no se tiene en cuenta sus puntos de vista”.

Sobre este asunto de la autonomía curricular de los establecimientos educativos hay varias situaciones que han sido debatidas en el mundo escolar. Se dice, de una parte, que desde el Ministerio de Educación se acude a la estandarización de muchos procesos pedagógicos. Desde Bogotá el Ministerio pide que los planes de estudio se apliquen teniendo en cuenta los estándares curriculares básicos para cada área del plan de estudios obligatorio; estos estándares curriculares, a la vez, son el referente básico para la elaboración y aplicación de las pruebas estandarizadas de evaluación de los aprendizajes que se hace a través de las pruebas Saber y por ese camino se cae en un modelo de eficacia y eficiencia escolar, más apropiado para ser aplicado en empresas de producción de bienes y servicios.

Con respecto al papel que asumen los docentes en estos procesos, el estudio a que hacemos referencia dice: “Todo el tiempo la acción pedagógica de los profesores y el discurso pedagógico que ellos construyen en su quehacer educativo, no se somete a la autocrítica o a algún tipo de valoración... Se obstaculiza el desarrollo del pensamiento crítico, la capacidad de pensar, la construcción de razonamientos más elaborados y de paso permite formar personas sin criterio, autocrítica y reflexión, lo cual puede resultar peligroso”.

Credito
LUIS E. CHAMORRO RODRÍGUEZ ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

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