Parque Natural Regional Anaime-Chilí, un páramo protegido para siempre

Parque Natural Regional Anaime-Chilí, (2020).
Hace 28 años nació una utopía relacionada con la conservación a perpetuidad del páramo de Anaime; en 1992, el profesor Gonzalo Palomino Ortiz (q.e.p.d.), ecólogo y coordinador del grupo Ecológico de la Universidad del Tolima, se dio a la tarea de concretar voluntades y socios/as en el reto de la conservación del Páramo de Anaime-Chilí.
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Fue bajo esta iniciativa, que nació la Corporación Semillas de Agua. Un año después, Joaquín Quintero (q.e.p.d.), un ganadero del Páramo de Anaime, propuso la creación de una gran Reserva Natural. Joaquín, pensó que era hora de devolver al páramo las tierras que él y su familia usaron por muchos años en ganadería de lidia y puso un reto sobre la mesa: “si ustedes son capaces de montar una reserva natural y cuidar el páramo a perpetuidad, cedo 1.050 hectáreas para hacer la Reserva”.

Es así, como en 1.994 se constituye en el Tolima, una de las primeras Reservas Naturales de la Sociedad Civil - RNSC en páramos – “La Reserva Natural Semillas de Agua”. Una vez constituida el área protegida, se inició el camino para cumplir el mandato asumido de conservación permanente en el páramo de Anaime en el Tolima.  En 1.998 con el apoyo de la Agencia de Cooperación Española, se logró construir una estación de investigación ambiental a 3.500 metros de altura, con el propósito mayúsculo de aportar a establecer un programa permanente de familia Guardapáramos, así como el de habilitar un espacio ideal para el trabajo de investigadores, y el disfrute de los primeros visitantes.

Durante varios años se invirtió en la caracterización progresiva de la flora y fauna de la Reserva y, se trabajó arduamente con apoyo de los colegios rurales en la adecuación de senderos, señalización ambiental y de forma conjunta por varios años con las escuelas rurales de la cuenca del río Anaime, se trató de sensibilizar profesores, niños, niñas y agricultores para la conservación de la alta montaña y hacer una agricultura más amigable con el ambiente y el consumidor en Cajamarca. Con estos resultados iniciales, Joaquín Quintero, no vaciló en ceder las tierras comprometidas a nombre de Corporación Semillas de Agua. Siendo muy probable, que ese gesto de Quintero, esté entre las primeras compensaciones ambientales reales y permanentes por beneficios ambientales del país.

Entre el año 94 y la primera década del 2.000 se empezaron a ver los frutos del cuidado permanente de Semillas de Agua; durante seis años el páramo de Anaime - Chilí no se quemó nuevamente, y hoy día son 20 años sin quemas del pajonal. Se puede decir que el nivel de restauración de este sector del páramo, es un aporte inmenso a la regulación y provisión del agua, la biodiversidad y mantener la belleza paisajística única de estos ecosistemas altoandinos. 

Páramo Anaime - Chilí

Visitantes del páramo de Anaime-Chilí (2019) 

Para ese periodo hubo una reconciliación con la alta montaña; se descubrió la vida del páramo, se articuló la Reserva y las familias paramunas y agricultoras de la cuenca del río Anaime en el municipio de Cajamarca y, a la vez, se sufrieron los terribles rigores de la guerra; en varias ocasiones se tuvo que correr y abandonar la Reserva Natural y también se trabajó por reconstruirla, de eso nunca hubo duda. Por aquellos años el guardapáramo, Jaime Henao fue personaje protagonista de la sobrevivencia de la Reserva, aguantando muchas veces la guerra misma, el frío y la soledad del páramo.

Poco a poco y a través del retorno a la Reserva Natural, se recibieron visitas de cientos de jóvenes, profesores, campesinos del Tolima y del Cauca y estudiantes de la Universidad del Tolima y del Quindío, algunos en plan de tesistas, otros por conocer por primera vez este prodigioso lugar y otros con el fin de dejar un aporte a la Reserva Natural; también arribaron los arroceros del Plan del Tolima y pudieron conocer donde nace el río Anaime, río que les ha permitido cultivar arroz por más de 60 años en uno de los distritos de riego más grandes del país, con cerca de 65.000 hectáreas habilitadas para arroz y otros cultivos.

Siempre marcados por las dificultades económicas y de la guerra para mantener y fortalecer la Reserva, se planteó desde un principio que debería ser posible que los arroceros de Usocoello, campesinos también, ayudaran en la tarea de conservar el páramo que les provee de agua. Se llevaron a cabo en su momento decenas de reuniones, que culminaban siempre en el mismo punto: los arroceros y su gremio Usocoello diciendo: “Somos conscientes y claro que vamos a colaborar, pero recuerden que todo los años pagamos la Tasa por Uso de Agua a Cortolima, entonces ¿por qué debemos contribuir con más dinero?” La respuesta se emitió en contestación de una forma similar,  “proteger el páramo requiere de la responsabilidad de todos y más, de recursos para su manejo a perpetuidad, y somos nosotros con la Reserva Natural y demás familias habitantes del páramo, quienes realmente hemos cuidado y protegido este ecosistema, para que el agüita siga bajando por la cuenca”.

A pesar de este contexto de dificultades y retos, siempre hubo claridad de que el páramo no da espera, por ello la Reserva Semillas de Agua, apoyó desde sus inicios, la generación de un mayor conocimiento sobre el funcionamiento de estos ecosistemas; con base en tesis de pregrado y de posgrado, se logró la publicación de material de educación ambiental a través de libros sobre la flora y la avifauna del páramo de Anaime, se midieron caudales, se instalaron medidores de lluvias y temperatura, se rastrearon pequeños macro invertebrados acuáticos que dan razón de la buena calidad del agua de los páramos, se conocieron las ranas del páramo y un sinfín de estudios e información valiosa, claves hoy en día para el manejo integrado y defensa del páramo.

Otro gran paso que se dio, a través de un esfuerzo conjunto con Fastenopfer de Suiza y con la Universidad del Tolima, fue avanzar en estudios especializados sobre la capacidad del páramo para almacenar de manera estable grandes cantidades de carbono atmosférico en suelos, pajonales y bosques; por ello, hace pocos años se intentó buscar recursos para la conservación del páramo, con base en el carbono almacenado en estos reservorios, pero desafortunadamente el mercado prefiere exclusivamente el carbono que pueda ingresar nuevamente a los ecosistemas, y no le dan reconocimiento el carbono ya existente, que ha costado bastante esfuerzo mantenerlo en su forma más estable en los suelos, bosques, humedales y pajonales, preservados gracias al trabajo permanente de las familias y la Reserva Natural.

Páramo Anaime - Chilí

Reserva Natural Semillas de Agua en el páramo de Anaime-Chilí (2020)

En la vivencia de la cruda realidad en el páramo de Anaime, se tiene muy claro, que si las comunidades y sectores productivos, que usan el agua cuenca abajo, no hacen nada por ayudar a las familias y organizaciones sin ánimo de lucro que cuidan ecosistemas de alta montaña, no se podrá seguir dicha utopía por el beneficio colectivo, se tendrán que dejar los páramos a merced de la ganadería extensiva, los paperos de grandes extensiones o más recientemente a los intereses mineros de gran escala,  y el turismo masivo y descontrolado.

La Consulta Popular anti minera en 2.017 es un hito e indicador claro de cómo en Cajamarca, la ciudadanía decidió conscientemente priorizar la vida y los bienes públicos; decisión basada en una mayor comprensión local, sobre el alto valor ambiental, social y económico, que aporta la alta montaña a esta región del Tolima.

Interesados y persistentes en la búsqueda de estrategias de protección del páramo y la mejora en las condiciones de vida de las familias y Reservas Naturales, altamente comprometidas con el páramo, desde 2.005 hasta 2.012 se decide participar y aportar la experiencia institucional en un proceso de investigación participativa llamado “Mecanismos para Compartir Beneficios en la cuenca del río Coello”, iniciativa donde se sentaron la bases técnicas y legales para la creación de un Parque Natural Regional en el páramo de Anaime-Chilí y la adopción para el área protegida de un Incentivo Ambiental Permanente pionero en el país, ya que se estableció su financiación con base en las Tasas por Uso de Agua que paga Usocoello, y se priorizó incentivar los aportes en conservación del agua que lideran actores de la sociedad civil presentes en el páramo de Anaime-Chilí.  

Finalmente se logra concretar la creación de un Parque Natural Regional de 12.946 hectáreas en jurisdicción de Cajamarca, Ibagué, Rovira y Roncesvalles, a través del acuerdo de Cortolima N° 023 de diciembre del 2.017, y viabilizar un incentivo ambiental de por vida, para las iniciativas de la sociedad civil en la parte alta de las cuencas de los ríos Coello y Cucuana. Es un paso importante en Colombia, para fortalecer la gestión y manejo de las áreas protegidas, sobre todo para que pasen progresivamente de una percepción ciudadana de ser asumidas como instrumentos meramente “restrictivos”, a ser ámbitos naturales, donde se pueden generar y compartir beneficios importantes a distintas escalas sociales y ecológicas, sin detrimento del ambiente.

Hoy el Tolima le puede decir al país, que se ha logrado dar un paso importante hacia la gestión y conservación del páramo y hacia una mayor justicia para con los habitantes locales de la alta montaña.  Por fin, y después de tanta insistencia, persistencia y argumentación técnica en 2.017 se logra bajo un proceso de gestión ciudadana en la cuenca del Coello, que el Consejo Directivo de Cortolima apruebe un mecanismo de financiación de largo plazo para un área protegida de carácter regional a través de la Resolución 4281de noviembre del 2019. El mecanismo llamado ECOVIP destinará el 32% del pago de la Tasa por Uso de Agua anual por parte de Usocoello, incentivo ambiental que se sustentará en Planes de Manejo Predial y su implementación bajo tres principios fundamentales, que el incentivo sea permanente, incremental y verificable. 

Páramo Anaime - Chilí

Páramo de Anaime-Chilí (2019)

El criterio de “Permanente” se basa en que siempre la Corporación Semillas de Agua ha considerado que los esfuerzos de proteger el páramo, y más en el contexto del cambio climático, el avance de sistemas de producción dependientes de agroquímicos, el turismo no controlado, y la minería a gran escala, ameritan un trabajo permanente de cuidado del páramo, más siendo estos ecosistemas los principales aportantes del agua en calidad y cantidad en esta región a las cuencas de los ríos Coello y Cucuana.

El criterio de “Incremental”, se basa fundamentalmente en que el incentivo ambiental, debe mantener un poder adquisitivo para las familias y Reservas de la sociedad civil, que permita en el tiempo contribuir realmente a metas tanto de conservación, como en la mejora de los modos y medios de vida local, con énfasis en la equidad de género, y bienestar psicosocial de las familias paramunas.

El criterio de “Verificable” se refiere a un alto compromiso de las familias en hacer evidente su esfuerzo de manejo y conservación del páramo, lo cual se concreta a través de un Plan de Manejo Predial, instrumento donde se genera una ruta de trabajo permanente a favor del aprendizaje, la experimentación, la adaptación, y procesos sistemáticos para la conservación del páramo y mejoras en los modos y medios de vida de sus gentes. 

Páramo Anaime - Chilí

Senderos en el Páramo de Anaime-Chilí (2020).

El Esquema de Compensación Ambiental Verificable, Incremental y Permanente - ECOVIP, aprobado por Cortolima para el Parque Regional Anaime y Chilí se desarrollará bajo un mecanismo de co-responsabilidad permanente entre las familias (como receptoras del incentivo) y las compensadoras (Cortolima y Usocoello), el mecanismo se sustenta en las normas ambientales del país, el cual integrará un comité impulsor o veedor del proceso, que permitirá una alta verificabilidad de las acciones de manejo en el área protegida, lo que hace evidente que sin financiación y sin acciones de buen manejo predial acordadas por las partes, y sin verificación, no habrá compensación ambiental y por ende, no se podrá avanzar en el reto de proteger este ecosistema a perpetuidad. 

Esta experiencia desde el Tolima en Colombia, está representada por 23 familias y 2 Reservas de la Sociedad Civil (Semillas de Agua y Proaves), actores que vienen aportando desde años atrás 74 millones de metros cúbicos de agua al año a las cuencas Coello y Cucuana, caudal que también contribuye con 450 millones de dólares cada año a la economía regional, por concepto del uso de agua en riego, agricultura, generación de energía y acueductos.  A pesar de este aporte, históricamente estas contribuciones desde la sociedad civil, no habían sido ni identificadas, ni valoradas, ni compensadas con base en recursos obligatorios y enmarcados en la ley ambiental del país. 

El Parque Natural Regional Anaime-Chilí, es un aporte esencial para la vida de más de un (1) millón de habitantes y del sistema de producción alimentario más relevante en el centro del Tolima. El área natural protegerá para siempre diversas zonas de recarga de las cuencas Coello-Cócora, río de donde se surtirá el acueducto complementario de Ibagué; además de las cuencas de los ríos Luisa y Tetuán, ríos que abastecen sistemas de riego y acueductos en los municipios de Rovira, San Luis, y Guamo; y la cuenca del río Anaime, río que abastece sistemas de riego, generación de energía y los acueductos de Cajamarca, Espinal, Coello y Flandes en la parte baja en el Valle del Magdalena.

Páramo Anaime - Chilí

Visita de familias del Cauca al páramo de Anaime (2019)

Consideramos desde Semillas de Agua, que sí es factible que usuarios del agua cuenca abajo sean cada vez, no solo más sensibles, sino que aporten de manera concreta y permanente para la conservación de estos ecosistemas y la mejora de sus habitantes, y más aún cuando en el país viene surgiendo una normatividad ambiental, que hace factible destinar recursos obligatorios y estatales en procesos de compensación ambiental, sobre todo de largo plazo.

Esta es la oportunidad para expresar gratitud a comunidades campesinas y agricultoras de los municipios de Ibagué, Cajamarca, Rovira, Espinal y Roncesvalles, quienes por más de 8 años participaron y se prepararon con el valioso apoyo de parte del Fondo Mundial para la Vida Silvestre – (WWF-Colombia), CIAT, Universidad de los Andes, Universidad Nacional de Palmira, el King College de Londres, la organización Asesorías para el Desarrollo Social – ASDES y el compromiso permanente de parte de Cortolima.

Finalmente, esta experiencia ciudadana, está permitiendo hacer realidad un concepto innovador en el manejo y gestión de cuencas andinas, el cual refiere a la concreción de “Mecanismos para Compartir Beneficios”, enfoque que va más allá del concepto simplista de un “Pago por un Servicio Ambiental”, ya que los Mecanismos se sustentan en arreglos institucionales, soportados en la fuerza de la cooperación y la palabra empeñada a través de acuerdos establecidos entre sectores sociales e institucionales, lo que genera un circulo virtuoso de mayor y mejor distribución de responsabilidades y distribución de beneficios en el manejo integrado de un territorio, en este caso, de ecosistemas de alta montaña, como el páramo de Anaime y Chilí, estrella hidrológica y natural, considerada un activo y patrimonio de todos los tolimenses.

Credito
CORPORACIÓN SEMILLAS DE AGUA - EL NUEVO DÍA

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