¿Es positiva la depreciación para el empleo?

El incremento que se registró en el precio del dólar frente a las monedas latinoamericanas puede ser visto desde muchos puntos de vista, los más populares, como una ganancia en términos relativos de nuestra competitividad internacional al volvernos, lógicamente, más baratos frente a los productos directamente manufacturados en economías como Estados Unidos.

Si bien eso es cierto, el mundo ha ganado en complejidad y la economía de texto, que antes daba cuenta de procesos relativamente simplificados, ya puede ser revaluada. Deben empezar a funcionar variables como los retornos esperados del capital internacional —los cuales han sido altamente crecientes en los últimos años—, que pueden tener impactos en otras variables económicas que tradicionalmente no eran sujeto de análisis ante una situación como la actual.

Vamos a lo que comentamos al inicio y volvemos después sobre lo que estoy afirmando. Ante una depreciación de la moneda local, la ganancia en competitividad llevaría a las empresas locales a vender más afuera, mejorando temas de empleo, entre otras cosas. Sin embargo, la revisión a la teoría tradicional que propongo es que, cuando las empresas tienen principalmente capital extranjero, cambia un poco ese precepto.

Una de las principales necesidades del capital es generar retorno, y en ese orden de ideas, las utilidades a casa matriz son una necesidad imperante en ese retorno del capital. Y eso lleva a que en economías en desaceleración —en las cuales se vende menos— y con depreciación de la moneda, las utilidades remitidas en dólares deben disminuir (con los mismos pesos se compran menos dólares, que son los que se giran al exterior).

Como esto lleva a un efecto cascada, el menor giro de utilidades impacta el desempeño de la empresa en el exterior; por lo cual la clave está en tratar de que la disminución de utilidades, medidas en dólares, sea la menor posible. Así, las empresas locales deben ajustarse, y es probable que esto impacte variables como el empleo —por reducción de costos—, que según la teoría tradicional debería subir.

Esto es particularmente importante cuando se tiene en cuenta que si se observa de dónde provienen las ganancias de las compañías del S&P 500, cerca del 47% de la mitad de las compañías provienen del extranjero. Claro, la teoría económica fue realizada, en su mayoría, cuando las ganancias eran casi que exclusivamente locales, pero en un mundo en el que esto ya es totalmente diferente, nuevas teorías deben empezar a surgir para incluir los avances que ha tenido el mundo real.

* LAS OPINIONES AQUÍ EXPRESADAS SON RESPONSABILIDAD DE SU AUTOR Y NO REPRESENTAN NECESARIAMENTE LA POSICIÓN DE OLD MUTUAL SOBRE LOS TEMAS TRATADOS.

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