Revisar advierte colapso de acueducto alterno por fallas geológicas

La Red de veedurías del Tolima teme que los cerca de 20 mil millones de pesos que se necesitarían para la culminación del proyecto se pierdan por fallas en el terreno, a raíz de la actividad sísmica.

La Red de Veedurías del Tolima, Revisar, advierte que el acueducto alterno de Ibagué podría ser un entierro de materiales y de dinero, pues el terreno donde se pretende construir está rodeado por dos fallas geológicas que, a su vez, convergen en la bocatoma del proyecto.

El sistema de fallas está compuesto por ‘Otu - Pericos’ y la falla de Ibagué; según un informe de Ingeominas, esta última se encuentra en actividad sísmica de 0.77 milímetros por año.


¿Solución fallida?
De acuerdo con el informe presentado por Revisar, varias causas no han permitido el avance de la construcción del acueducto alterno, a pesar de la millonaria inversión que el Gobierno ha hecho.

“Las obras civiles que se han construido y se construirán para el acueducto complementario, así como la bocatoma de Coello - Cocora, se localizan  en una zona de la cordillera Central controlada por el sistema de fallas de ‘Otu – Pericos’ y la falla de Ibagué.


“Y según los expertos, los materiales geológicos que contornan la zona están sometidos a esfuerzos tectónicos como consecuencia de su historia, que producen tensiones permanentes que son naturales por la actividad sísmica y el sistema de fallas.


“La falla de Ibagué constituye el alineamiento principal del valle y del río Cocora y, probablemente, es una falla del zócalo antiguo.


“En la parte superior del río Cocora, la falla separa el complejo (rocas metamórficas) de Cajamarca muy deformadas y cizalladas del bartolito (roca ígnea intrusiva de Ibagué, localizada en el sur”, se indicó.

Así mismo, el documento señala que la falla de Ibagué controla el curso del río Cocora y presenta rasgos morfotécnicos como facetas triangulares y sillas de falla (ondulaciones), afectando rocas del bartolito de la ciudad.


“La deformación es principalmente frágil y en estudios se ha demostrado que el contacto técnico entre el bartolito de Ibagué y el complejo de Cajamarca entre rozamiento, produce microfallas y zonas trituradas en el terreno de dislocación (separación); separando ambas formaciones y fuera de la propia zona de dislocación, lo que nos indica que hay una inestabilidad para toda la zona”, señala.


El riesgo
En el estudio paleosismología (metodología del comportamiento de las fallas) hecho por Ingeominas a la falla de Ibagué dio como resultado que la misma generó un evento sísmico de magnitud de 7.8 a escala de Richter y una tasa promedio de actividad de 0.77 milímetros por año. “Esto demuestra que una vez más estamos ante una falla activa.

“Lo anterior indica que el valle del río Cocora y la cuenca presenta una inestabilidad geológica permanente de origen técnico que, aunado a los cambios climáticos y la actividad humana, contribuyen a la formación de fenómenos de remoción en masa (avalanchas- deslizamientos – erosión)”, resalta el informe.


En cuanto a la inestabilidad geológica de origen tectónico de la cuenca de Cocora, se refirió que desde la década de los 90 se han registrado daños a las obras civiles ejecutadas en la bocatoma.


El primero de ellos fue durante la administración de Álvaro Ramírez y los más recientes se presentaron el año pasado (ver recuadro) con la destrucción de la caseta de monitoreo de la bocatoma y la ruta de acceso, evento que obligó a la Administración municipal a suspender la licitación que por esa fecha daba la apertura para la contratación de la instalación de la tubería.


Paralelo a ello, el Ministerio de Ambiente y Vivienda aseguró que los estudios que se tenían eran suficientemente confiables para seguir con el proceso.


“Recientemente, el jefe de Acueducto del Ibal advirtió la necesidad de cambiar el trazado de la tierra de conducción, con el fin de evadir áreas desestabilizadas.


“A esta veeduría no le queda claro si hay documento alguno que garantice que al cambiar la línea de conducción de la tubería, se evitará que el sistema de falla ‘Otu – Pericos’ y la falla de Ibagué que controla toda la zona ocasione que las obras a construir vayan a colapsarse en cualquier momento”.


“De igual manera, la vehemencia con la que se aseguró por parte del Ministerio de Ambiente y Vivienda que todo estaba en orden para seguir con el proceso de construcción del acueducto complementario.


“Consideramos que se tiene amplio conocimiento de la magnitud y orientación del estado tensional (in situ) con diseños para construcción de obras civiles ajustados a los esfuerzos técnicos causados por la falla activa.


“De lo contrario podríamos pensar que estamos nuevamente ante otra gran inversión rodeada de una incertidumbre, pues las consecuencias de la inestabilidad geológica de la cuenca del río Cocora acabarán con la millonaria inversión”, concluyó el informe.


Antecedentes
La controversia por la bocatoma alterna no es nueva. Cuando hace más de una década el alcalde Álvaro Ramírez propuso construirla, existía un estudio que demostraba la inestabilidad de la cuenca del río Coello.

Sin embargo, la obra fue ejecutada y, tiempo después, destruida por una creciente. Luego, la misma universidad que elaboró el estudio anterior presentó otro, diciendo lo contrario del primero, y el alcalde Rubén Darío Rodríguez invirtió en el acueducto alterno.


Al iniciar el mandato de Jesús María Botero, el entonces gerente del Ibal, José Alberto Girón, inyectó millonarios recursos en el recalzado de la bocatoma, pues sus piscinas de captación fueron carcavadas por las crecientes, e inició y terminó un cuestionado contrato de compra de tubería, que lleva casi un año sin ser instalada. Todo el proyecto fue frenado al llegar al Ibal, a mediados de 2010, Libardo Gutiérrez.


Daños en la bocatoma
A finales de mayo de 2011, la caseta de monitoreo en la bocatoma del acueducto complementario quedó destruida por completo como consecuencia de un derrumbe;  así como la zona por donde sería instalada la línea de conducción de agua desde la vereda Coello – Cocora hasta el casco urbano de Ibagué.

En esa fecha, el exgerente del Ibal Libardo Gutiérrez ratificó la decisión del entonces alcalde Jesús María Botero y anunció que la tubería para los primeros metros de la línea que saldrían de la bocatoma serían retiradas de la orilla del Coello, porque algunos segmentos de conducción, de concreto con alma de acero, fueron cubiertos y dañados por un deslizamiento.

“La trasladaremos antes de que se siga deteriorando la tubería, porque cuestan estas unidades aproximadamente mil millones de pesos. Se habían dejado allí desde años anteriores”, explicó en ese momento Gutiérrez.

Credito
ANA LUCÍA RIVERA Q.

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