“Quitarse la piel de policía no es nada fácil”

El Director de la Policía reconoció que antes de salir de la institución quiere entregar a los colombianos al prófugo narcotraficante Daniel ‘El Loco’ Barrera.

Minutos después de que fuera anunciada la salida del general Óscar Naranjo de la dirección de la Policía, la red social Twitter se llenó de mensajes sobre el tema y en instantes ya era uno de los más comentados. De hecho, compitió con el de Paul McCartney, quien el mismo jueves se presentaba en Bogotá. El anuncio dio para todo: chistes, especulaciones sobre el futuro del oficial, insultos y muchas felicitaciones.

Pocos colombianos lo podían creer. El hombre que, desde sus diversas funciones en la Policía, más combatió al narcotráfico, decía adiós a la institución a la que ingresó por allá en 1976, cuando contaba con 19 años. Los ‘trinos’ de respaldo a su gestión, Naranjo los cataloga como la valoración que hace cada ciudadano por el desempeño de la Policía.

“Los ciudadanos identifican en Óscar Naranjo a la Policía, pero la verdad lo que yo soy se los debo a los policías”, dice el General, que este viernes accedió a hablar sobre su salida, los golpes en los que participó y los lunares que ha tenido su carrera, ante los cuales, vale decirlo, siempre ha dado la cara. También habló de sus frustraciones como director y dijo que una de las mayores fue la de no poder contener el asesinato de policías. Según sus cuentas, en Colombia cada 36 horas matan a uno de sus hombres.

“CADA CAPTURA DE UN NARCOTRAFICANTE LA DISFRUTÉ”
¿Siente tristeza por al anuncio de dejar la Policía o aflora otro sentimiento?
Tengo nostalgia y tristeza profunda de dejar mi institución. Hay una expresión entre nosotros muy dura, pero al mismo tiempo muy realista: a quienes ingresamos y hemos portado este uniforme por 36 años, se nos convierte en una especie de segunda piel. Quitarse esa piel no es nada fácil y así nos la quitemos seguiremos siendo policías. Nunca dejaré de ser policía, por eso he dicho al Presidente que estoy a órdenes de él. Me siento, después de retirado, aún obligado a servir a la causa del país. Dado que Colombia es un referente en materia de seguridad, estimaría que soy útil y que puedo participar de ese proceso.

Usted ha sido elegido el mejor policía del mundo, ¿qué dice a sus hombres para que sigan su ejemplo?
Esos reconocimientos corresponden a los policías, no a mí. El director de la Policía de Colombia no es una especie de ‘Llanero solitario’ que logra ser reconocido como el mejor sin que miles de policías estén cumpliendo su labor y lo estén haciendo de manera sobresaliente. Lo que diría es que hoy la autoestima de los policías en Colombia es alta, la valoración que hacen los ciudadanos de su Policía es alta y hay clara consciencia al interior­ de la Policía de que no hay que permitir ni tolerar a ningún compañero que traicione principio o valores.

¿Cuál cree que fue la operación que le dio el mayor reconocimiento durante su carrera?
De joven soñé con una operación ideal,­ pero nunca imaginé que la realidad superara la ficción y esa ficción la superó la ‘Operación Jaque’. Es la ope­ración de las operaciones en el mundo contra el terrorismo y de ahí mi reco­nocimiento a la Fuerza Militar, a su inteligencia y nuestra gratitud por haber traído de regreso a casa, sanos y salvos, a políticos, a militares y a mis policías.

Pero, ¿en relación con las adelantadas exclusivamente por la Policía?
Existen muchas. Particularmente, disfruté aquellas en que se nos había vendido la idea de que había narcotra­ficantes intocables y que la Policía sería incapaz de capturarlos, pero uno a uno, cayeron. Cada vez que se capturó a un narcotraficante de esos lo disfruté, porque demostramos al mundo que la Policía persigue la delincuencia sin distingos. La tragedia nuestra es que cuando neutralizamos a Pablo­ Escobar nos dijeron que no éramos capaces de coger a los Rodríguez Orejuela; cuando atrapamos a los Rodríguez Orejuela, nos dijeron: “No son capa­ces de atrapar a los del norte del Valle”; cuando los atrapamos, dijeron­ que no podíamos atrapar a ‘Don Mario’; cuando cogimos a ‘Don Mario’, dijeron que no podíamos capturar a ‘Los Mellizos’, y después de que captura­mos a ‘Los Mellizos’ hoy nos están diciendo: “¿Dónde está ‘El Loco’ Barrera?”. Siempre, tratando de sembrar un nivel de desconfianza que termina derrotado por nosotros.

A propósito de críticas a la Policía: se ha dicho que el general Orlando Vale, como inspector de la Policía, estaría vinculado en la manipulación de la investigación en el caso por la muerte del grafitero Diego Felipe Becerra…
¿Sabe qué me hace pensar eso?: que estamos frente a un perverso montaje, que quien está afirmando eso desco­noce que el general Vale no era el ins­pector general para el momento. Si no era el inspector general, ¿qué tenía que ver con esa situación? Cuando ese tipo de cosas comienzan a crecer sin verificaciones se producen daños enormes. He dicho que lamento y me duele la muerte de Felipe Becerra. También he dicho que desde el principio estamos frente a la actitud de un joven policía que, francamente, me pareció honesta. Un policía que evidentemente dispara contra el joven, pero que llama a la central de radio y dice que acabó de herir a un señor y necesita ayuda. Un joven patrullero que siempre ha dicho estar dispuesto a ir a los estrados judiciales a aceptar sus responsabilidades en el marco del desempeño institucional. Sé que la muerte de Felipe es irreparable y lo que tengo que transmitir es ese sentimiento a la familia, pero también tengo que invocar que haya justicia. Estoy seguro de que nuestro patrullero no es un criminal.

¿Y qué puede decir sobre los rumores que afirman que usted tuvo alguna influencia en el caso de su hermano en Alemania (estuvo encarcelado por líos de drogas)?
Imagine a un policía colombiano ac­tuando ante la justicia alemana. Mi hermano fue objeto de un procedi­miento penal y recibió una condena de dos años. Purgó esa condena y regresó a Colombia. La verdad, qué po­der invocaría para que lo trajeran a Colombia. Quienes cuestionan ese resultado de la justicia alemana lo hacen con una perversidad que me sorprende sea recogida por los medios de comunicación.

¿Volvería a hacer una operación en otro país como la que se hizo en ­Ecuador cuando se dio de baja a alias ‘Raúl Reyes’?
Asumí como director de la Policía las responsabilidades, con la convicción de que la orden que recibimos era legítima contra un grupo terrorista que estaba causando daño a los colombia­nos. La he asumido en todo sentido, como parte de esta historia y también la he asumido en temas penales en Colombia, en donde se desarrolla la investiga­ción. Lo que no reconozco es la jurisdicción ecuatoriana sobre ese tema, porque el juez de Sucumbíos no es competente.

Durante su carrera se dieron­ capturas de grandes capos, pero ¿cuál fue esa que le faltó por hacer y que será un reto para su sucesor?
Hoy quedan objetivos de alto valor bajo la lupa de las autoridades. Esperaría antes de estos dos meses dar buenas noticias. Por ejemplo, contra un individuo que se me ha convertido en una cierta obsesión y que se identifica en el mundo criminal como alias ‘El Loco’ Barrera, un delincuente de poca monta que de la noche a la mañana resultó siendo emblemático y que es usado por muchos detractores para indicar que somos permisivos con él.

¿Qué análisis tiene de hacia dónde va Colombia en el tema del narcotráfico?, ¿Colombia debe dar un paso hacia la legalización?
Colombia hoy, después de 30 años de lucha contra el narcotráfico, tiene toda la autoridad para participar y promover­ un debate evaluativo, exploratorio sobre qué hacer para mejorar las acciones globales contra el narcotráfico. Un valor­ agregado es que Colombia pueda hacer ese debate, promoverlo y participar de él libre de presiones de narcotraficantes. Resulta oportuno y necesario que el mundo haga un alto en el camino y revise qué estamos haciendo bien y qué hemos hecho mal y explore nuevas vías para afrontar el fenómeno y el problema global de las drogas.

¿Qué representa hoy más amenaza para la seguridad de Colombia?
Diría que es la minería ilegal, porque alrededor de ella se está generando una subcultura de violencia y de delincuencia y eso ha llevado a cientos de familias de colombianos a hacer parte de una cultura de la ilegalidad.

¿Asumirá un cargo diplomático?
En el horizonte de mis expectativas no está una embajada; eso es demasiado honor para mí.

Credito
COLPRENSA

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