Así es el Síndrome de la ira al volante

Gritan a los peatones, motociclistas y ciclistas, insultan a otros conductores, omiten las señales de tránsito e incluso,se bajan de los automóviles y se enfrentan a golpes con aquellos que obstaculizan su recorrido. ¿Qué impulsa a cada vez más conductores a comportarse de forma violenta en las vías de la ciudad?

Siete de la mañana. Estación de servicio en el sector El Bosque, en el sur de Bucaramanga. Una mujer que lleva a sus dos hijos en la parte trasera de su automóvil toca la bocina de su carro sin piedad.

“Piii, piiii, piii…”. El sonido ensordece a los que a esa hora caminan por la paralela, a los motociclistas y al resto de conductores. No hay nada por hacer, el semáforo está en rojo y dos buses están atravesados en la mitad del carril y no dan opción de tomar el desvío hacia la Autopista.


La mujer, que habla por su celular, baja la ventana y lanza improperios. A pesar de que todo el mundo la oye, nadie le permite pasar. “¡Animales, bestias… ¿Dónde sacaron el pase? Den vía!”, reclama la conductora.


Cuando su furia llega al clímax, da un ‘volantazo’ y golpea a un ciclista que justo en ese momento pasa por su lado. El trancón que se forma entonces es peor y los improperios que la mujer lanza le son devueltos sin piedad por el resto de conductores.


El nivel de cólera y de ansiedad que experimenta un conductor que busca salir de las calles congestionadas puede llevarlo a ser protagonista de situaciones ridículas y finalmente, a cometer toda clase de daños. El estrés que se vive al conducir es conocido como el ‘road rage’, ira al volante o violencia vial, término que ha sido estudiado científicamente en Norteamérica y Europa, y que ha llevado a los gobiernos de varios países a implementar toda clase de campañas educativas para contrarrestarlo.  


Conductores = víctimas
Las cámaras de seguridad en las vías de distintas ciudades de Estados Unidos graban a diario toda clase de enfrentamientos entre conductores. La furia en cuestión es típica en el país del norte, que según cifras de accidentalidad, dejan cerca de mil 500 muertes al año e incluso, las autoridades estudian la posibilidad de incluirla dentro de la Clasificación Internacional de Enfermedades Mentales.

La furia al volante es tal en ese país, que han sido creados videojuegos y capítulos especiales en series como Los Simpson donde se le hace despliegue al tema. No obstante, lo que ocurre en las pantallas estadounidenses no se aleja de la realidad local.


Diez de la mañana. Parqueadero de un centro comercial del suroriente de Bucaramanga. Un taxista y la conductora de una camioneta buscan un lugar para parquear. La mujer encuentra un espacio y se dirige hacia el estacionamiento, pero el taxista acelera y toma el lugar. No contento con la arriesgada maniobra, se baja del vehículo y le dice a la enfurecida conductora: “Señora, el mundo es para los vivos”.


La mujer guarda silencio y cuando ve que el engreído taxista camina desprevenido, da reversa y estrella al vehículo amarillo en la parte trasera a propósito.


El taxista furioso quiere reclamarle, pero la mujer se le adelanta: “El mundo es para quien tiene dinero. El daño de mi camioneta lo paga el seguro, si usted no tiene seguro, se jodió”.


“La intolerancia en las vías es el pan de cada día. Los conductores siempre quieren solucionar los problemas respondiendo con desagravios y ataques”, afirma Gerardo Hernández, comandante operativo de Tránsito de Bucaramanga.  


El primer estudio de comportamiento y seguridad vial elaborado por el Fondo de Prevención Vial presentado en marzo de este año, asegura que muchos conductores colombianos se consideran víctimas de otros y pocos asumen su responsabilidad en las vías. Además, las emociones imperan sobre la razón en el momento que se está al volante.


De las mil 304 personas que se entrevistaron en este estudio, el 67 por ciento afirmó que “les saca la piedra” la forma de conducir de los demás; un 53 por ciento comentó que es poco probable terminar siendo víctimas por el estrés que experimentan al conducir, y un 48 aseguró que realiza maniobras arriesgadas para salir de los embotellamientos.

    
Mucho por aprender
Gerardo Hernández, de Tránsito de Bucaramanga, afirma que la agresión comienza cuando el conductor no reconoce que ha cometido una infracción o sencillamente, no acepta su error.

Anillo Vial. Sábado, 10 de la noche. Dos taxistas compiten por alcanzar una carrera. Al ver que ninguno lo logra, uno comienza a cerrar el paso al otro hasta que ambos frenan y se bajan de los vehículos. Con palos y machetes empezó la disputa que no dejó heridos, pero sí un gran problema para las autoridades que intentaron calmarlos.


¿Qué lleva a los conductores a involucrarse en este tipo de situaciones? Un estudio publicado por Fox Scholl of Business del Temple University en Filadelfia, Estados Unidos, reveló en su investigación ‘Conducción agresiva: Una experiencia de consumo’, que la personalidad, la actitud y los valores influyen en este tipo de comportamientos en la vía.

Según el estudio, “los hombres tienden a ser conductores más agresivos y a ver sus autos como una extensión de ellos mismos, más que las mujeres”. Además, “las personas que perciben su auto como un reflejo de su propia identidad, son más dadas a comportarse agresivamente al volante y romper la ley”, igual que los que viven “bajo presión” y aseguran no tener tiempo suficiente para sus cosas personales.

En Colombia, según Luz Orietta Henao, experta en seguridad vial y manejo defensivo y consultora del Consejo Colombiano de Seguridad, la principal causa es la permisividad por parte de las autoridades.

Para esta experta, hace falta mayor responsabilidad frente a la acción de conducir, y en esto, según Henao, son claves las academias de enseñanza, que se han limitado a “vender cursos y entregar licencias sin control”. “Conducir es el primer acto en el mundo de mayor peligrosidad, más que trabajar en las alturas o ejecutar otras acciones de alto riesgo”, afirma la experta.


Si bien es cierto que tanto hombres como mujeres cometen imprudencias frente al volante, Luz Orietta Henao asegura que “las mujeres son menos arriesgadas que los hombres en las vías. “Nacemos con ese instinto de conservación. En cambio, el hombre es criado como el ‘valiente’ y tal vez por causa de su agresividad es el que más accidentes comete en nuestro país”, concluye Henao.

Credito
XIOMARA MONTAÑEZ MONSALVE

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