La web se vuelve menos universal

Aunque las Aplicaciones abren el mundo hasta donde llega la imaginación de los desarrolladores, los Sistemas Operativos tratan de agrupar a los usuarios en su particular, exclusivo e incompatible territorio.

El acelerado y cambiante mundo de la tecnología virtual permanentemente propone desafíos entre unos y otros sistemas, cosa que, en pocas palabras, para lo que es más útil, es para impulsar aún más todo este mundo interconectado.

Una de esas batallas con bastantes frentes y fuertes remezones está dándose entre las aplicaciones móviles, que tienen embelesado al mundo entero y los PCs, el hoy viejo sistema de conexión, mediante internet, entre el hombre y el planeta entero.


Una contradicción
Cada día parece más cierto el hecho de que las personas están conectándose entre ellas más allá del icónico ‘cable’ del computador de escritorio, porque están viajando sin cables, ‘sin ataduras’, mediante el sistema Wi-Fi, otra de esas revoluciones silenciosas de la web.

Esta forma de conexión wireless ha dado paso a ese mundo apasionante de las Aplicaciones Móviles que básicamente han creado una forma diferente en que los usuarios del internet en general, ahora se relacionan con la tecnología.


Pero, aquí ocurre una primera gran contradicción entre lo que podríamos llamar ‘avances y retrocesos’ de la época actual en lo que respecta a este aspecto, pues ocurre que mientras las Aplicaciones abren un mundo de posibilidades de entretenimiento, información o producción, la incompatibilidad entre ellas es un obstáculo grande para que todo esto pueda tener la dimensión que debería tener.


La web parcelada
La lucha entre los diferentes Sistemas Operativos es el factor que al tiempo que desarrolla millones de aplicaciones de gran interés para los usuarios, levanta muros para obstaculizar el avance de los demás al hacerse incompatible con sus similares, con lo que hacen más lento el paso de todos por las famosas ‘autopistas virtuales’ del internet.

En pocas palabras, el ancho y ajeno mundo de la web ha venido sufriendo un proceso de parcelación por efecto de la rivalidad entre los gigantes que quieren dominar por completo el espectro. Por eso, cada día se siente más la necesidad de ir, como otra paradoja, en el camino de buscar en el pasado, la universalidad de la red. Es decir, a medida que avanzamos en el sistema Wi-Fi y sus inmensas posibilidades, la lucha entre Sistemas Operativos nos devuelven a un mundo con una web restringida e incompatible.

La conexión wireless, los smartphones, las tabletas, interconectaron al mundo de una manera en que no se hubiera pensado cuando aún hace solo una década los PC encabezaban la gran avanzada de la humanidad por las sendas inmateriales de la web. Hoy todo esto sucede desde los dispositivos más ligeros y sencillos pensables; hoy la web está en los bolsillos de todas las personas, ‘el mundo en una mano en todo momento’, pero Android, iOS y Windows Phone se han encargado de complicar lo que venía tan fácil.

    
Las web apps
Las aplicaciones que caracterizaron la nueva etapa del internet, aunque son ágiles, sencillas, entretenidas, útiles, son al mismo tiempo incompatibles con sus similares, no son abiertas, no pueden instalarse en diferentes dispositivos y Sistemas Operativos, entre otras limitaciones; en otras palabras, la ciega competencia por atraer a los usuarios de las aplicaciones, al mismo tiempo que les da nuevas opciones, les quita movilidad al acabar la universalidad de la red.

Y al mismo tiempo que los gigantes se enfrentan, el mundo virtual se va encerrando, los usuarios comienzan a pertenecer a uno u otro territorio, los desarrolladores tienen que matricularse con uno u otro bando, en una situación que tendrá que detenerse más pronto que tarde.


La contrapropuesta hasta ahora han sido las conocidas como web apps que pueden trabajar en varias plataformas y tienen actualizaciones automáticas; sin embargo, su funcionamiento no ha sido hasta ahora el más exitoso, pues aún son un poco elementales y sus recursos son significativamente menos livianos y significativamente más lentos.

Credito
EL NUEVO DÍA

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