La Central Obrera Boliviana, COB, amenazó con redoblar sus movilizaciones la próxima semana si el Gobierno no accede a elevar el salario mínimo y derogar el decreto que lo estabiliza en ocho por ciento.

“Si el gobierno no atiende nuestras demandas, vamos a radicalizar nuestras legítimas protestas” , afirmó Juan Carlos Trujillo, líder de la COB, entidad que hasta hace poco era aliada del presidente Evo Morales.

“Ahora el gobierno nos tiene que escuchar”, advirtió Trujillo, luego de dos días de protestas que dejaron un saldo de un Viceministro, seis policías y un número indeterminado de heridos.  

La COB declaró una huelga de 72 horas iniciada desde el miércoles que afectaron las labores  en ciudades como Santa Cruz, Tarija, Oruro, Cochabamba y Potosí

Unos cuatro mil obreros, trabajadores de salud, médicos y estudiantes de medicina, se concentraron ayer por tercer día en La Paz ocasionando serios enfrentamientos con la Policía.

Los mineros lanzaron varios artefactos explosivos hacia la guardia policial, sin causar víctimas, cuando los uniformados impidieron que los manifestantes avanzaran sobre la Plaza de Armas, donde se ubica el Palacio Presidencial.

El Gobierno aclaró, por enésima vez, que el aumento máximo del salario es del ocho por ciento y que anular el decreto de aumento de jornada laboral de 6 a 8 horas para el sector de la salud es inviable, lo cual, por ahora, aleja la posibilidad de una solución a los conflictos.

“El gobierno no quiere retroceder para no sufrir una derrota (política), pero si no lo hace, la conflictividad va a aumentar, pues ya estamos ante el umbral de una crisis política”, dijo el sociólogo y profesor universitario Carlos Cordero.

Cabe recordar que Morales llegó al poder en 2006 con un apoyo del 54 por ciento de los electores, revalidó en su cargo en 2009 con el 64 por ciento de los sufragios, pero una encuesta de Ipsos en marzo pasado señala que el apoyo ciudadano al Mandatario descendió hasta el 39 por ciento.

El rápido descenso en la popularidad de Morales se debe a la aplicación de medidas impopulares, como un frustrado aumento en el costo de los combustibles, y su intento por construir una carretera por la reserva ecológica Tipnis, rechazada por los indígenas amazónicos, entre otros temas.

Sobre la posibilidad de que los conflictos sociales puedan desencadenar un golpe de estado, el analista Cordero dijo que “la democracia boliviana ha dado señales en los últimos 30 años de solidez” y estimó que instituciones como “las Fuerzas Armadas y la Policía han demostrado respeto al orden constitucional”.