“He aquí el tinglado de la antigua farsa…”

Jamás el dramaturgo madrileño Jacinto Benavente hubiese pensado que la frase con la que dio inicio a su obra “Los Intereses Creados” y que hoy nos sirve de primer peldaño para pergeñar este escrito,

 resultaría adecuada como la que más para describir la comedia que se ha montado alrededor del pintoresco mandatario de los venezolanos, preparada con libreto cubano y contando para ello con la complicidad de todos los órganos del poder público manejados a su antojo por el “movimiento bolivariano”.

 

“El tinglado de la antigua farsa…”, que en esta ocasión no es nada más y nada menos que el manejo del poder en medio de un grave descuadernamiento económico y el absoluto caos institucional, tratando de mantener en escena al agonizante paladín de un ineficiente proyecto de corte asistencialista y demagógico, como los que fracasaron estruendosamente en el planeta entero en el pasado siglo, inspirado en la anacrónica y ruinosa Cuba de los Castro y apuntalado por el petróleo, único renglón de su resquebrajada economía que aún sobrevive haciendo agua, gracias a una severa devaluación adoptada presurosamente como medida de supervivencia, mientras logran estabilizar a “Pedevesa” sumida en la anarquía gracias a una errónea e ineficiente orientación laboral.

Tinglado que igual sirve como marco ideológico de los “conversadores” de la FARC, que en medio de un gran despliegue publicitario hicieron profesión de fe “chavista” incluyéndolo en el listado de su santoral, exaltándolo como paladín de la democracia y el cambio.


Un país sin gobernante ni orientación política desde el pasado año, manejado apenas sí por la ley de gravedad de la última voluntad expresada por su hoy yacente conductor, como tropical parodia del legendario héroe castellano del siglo XI, Rodrigo Díaz de Vivar, protagonista de un amplio “romancero” que narra sus hazañas, conocido como “el Cid Campeador”, que ganó batallas después de muerto y condujo a sus huestes a la victoria, expuesto sentado en el trono, hasta ser enterrado diez años después de su fallecimiento.


Desconcierta advertir que todo un país se halle en tan inefable circunstancia, plegado al querer de los intereses de unos pocos, así para ello haya que torcerle el cuello a sus instituciones, empezando por la Constitución, expedida como aguja de marear por los mismos que hoy la violan.


Grotesco espectáculo de “realismo mágico político”, de veras aleccionante que debe poner a pensar a la opinión colombiana que en veces se muestra tan proclive a dejarse seducir por las deshilvanadas y vacuas prédicas populistas de los chavistas vernáculos, sin darse cuenta que la connivencia con esta forma de pensamiento lleva al caos y la desistitucionalización que hoy vive la vecina república.

Credito
MANUEL JOSÉ ALVAREZ DIDYME-DÔME

Comentarios