De nuevo la Bienal

Benhur Sánchez Suárez

¿De manera que la Bienal Internacional de Novela “José Eustasio Rivera” está en entredicho? ¿De manera que 42 años de historia de la literatura colombiana, prestigiosa trayectoria por donde se la mire, está a punto de fenecer por falta de recursos? ¿Está pendiente aún de la bendita limosna que acompaña toda actividad cultural en este deplorable país donde hay que arrodillarse ante funcionarios ineptos para recibir lo que por obligación debe el Estado proveer?
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Es increíble. ¿Cómo, existiendo en leyes nacionales y acuerdos municipales, los organizadores aún estén pendientes de la “bienal limosna” que, a buen criterio del mandatario de turno, debe ordenar para el éxito del prestigioso concurso literario?

Se está enlodando la seriedad y la rectitud de este certamen que ha llevado el nombre del Huila y el homenaje a su escritor insignia por el país y el exterior. Y se destruye una de sus banderas más notables, la cual ha sido el cumplimiento de los compromisos adquiridos en las bases de esta convocatoria a lo largo de los años. Y siempre con el respaldo de esa institución que tanto ha hecho por nuestra cultura: la Fundación Tierra de Promisión.

De alguna manera he estado cercano a la Bienal. En 1988 fui designado como jurado de la Primera Bienal, con Néstor Madrid Malo (q.e.p.d.) y Gustavo Álvarez Gardeazábal. Obtuvo el premio el escritor colombiano, radicado en México, Marco Tulio Aguilera Garramuño. En el año 2000 fui de nuevo convocado como jurado, con Mario Escobar Velásquez (q.e.p.d.) y Adalberto Agudelo Duque. El premio se otorgó a Jesús Rincón Murcia. En el año 2004 acompañé a Guiomar Cuesta y Antonio Iriarte Cadena (q.e.p.d.) en la selección de la novela ganadora, que esta vez fue la de Winston Morales Chavarro.

Me alegró mucho que, por primera vez en ocho convocatorias, un huilense fuera el ganador del premio, como lo soñó Guillermo Plazas Alcid al crear la Bienal: impulsar nuevos valores literarios del departamento.

Los ganadores de las diferentes convocatorias han sido renombrados escritores, tanto nacionales como extranjeros. Y cada una ha contado con jurados de amplia trayectoria como escritores y críticos, cuyas ternas sería prolijo enumerar. Ellos han hecho de la Bienal uno de los más serios y más antiguos concursos literarios que ha existido en Colombia.

Ahora se está borrando esa historia de seriedad y cumplimiento por la actitud del Gobierno municipal que, por razones tan mezquinas como las políticas y tan palpables como la ignorancia, le niega a la Fundación esos recursos que ya estaban establecidos desde años atrás.

Quienes queremos la cultura debemos reclamar la pronta respuesta del apoyo económico para que la Bienal vuelva a convocarse con la seriedad y respetabilidad de siempre. Y que nunca más deba mendigar apoyo.

BENHUR SÁNCHEZ SUÁREZ

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