PUBLICIDAD
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU –IPPC en inglés- en su más reciente informe de este año titulado: “Cambio Climático 2021: Bases físicas” señala que el calentamiento global es generalizado, impacta todos los países del mundo y no es un problema exclusivo de los países desarrollados, avanza con rapidez y se intensifica, muestra de ello es lo extremo de los climas que padecemos a nivel mundial y, claro está, a nivel local.
Hago esta breve referencia al problema del calentamiento global porque lo ocurrido el jueves pasado en el sector del Cañón del Combeima, sin olvidar lo trágico y calamitoso del hecho –el cual merece toda nuestra solidaridad y atención, con celeridad, a los damnificados-, es efecto, en parte, del calentamiento global y, en suma, de la falta de atención a las zonas protegidas, bien por ser reservas naturales, o bien por ser zonas de alto riesgo y representar un peligro para la vida de quienes están asentados en estos lugares. De ahí que, imponer orden y planificar nuestra ciudad, para salvaguardar nuestro territorio y la vida, adquiere una mayor relevancia y urgencia.
Primero, según el informe del IPPC arriba mencionado, es perentorio iniciar, de forma rápida y sostenida, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y dióxido de carbono, entre otros y, esto, es una obligación de todos los países, claro, algunos con una mayor responsabilidad que otros de acuerdo a su impacto en la emisión de CO2 a nivel mundial. Es “necesario frenar la contaminación atmosférica con beneficios inmediatos para la salud y estabilizar la temperatura media mundial en el plazo de dos o tres décadas”, afirma el informe.
Segundo, tenemos que hacer claridad y ser enfáticos en la necesidad de respetar el Plan de Ordenamiento Territorial –POT-, adicionalmente, debemos pensar en el POT que necesita Ibagué de acuerdo a los objetivos de desarrollo y crecimiento económico sostenible, conforme a las condiciones del suelo, el medio ambiente y, por supuesto, los recursos naturales de nuestra ciudad, para hacer un aprovechamiento en condiciones de equidad, de legalidad y de respeto al entorno y al ecosistema. Es deber de todas las autoridades encargadas de velar por la vigilancia y protección de las áreas protegidas, estar en sintonía con el calentamiento global, con las áreas de riesgo y protegidas, para ejercer su labor de respeto, no solo al ordenamiento jurídico, sino a la vida misma.
Hay que frenar el otorgamiento de licencias a esos proyectos urbanísticos que no cuentan con disponibilidad de agua potable –que desordenan la ciudad- y que no respetan el medio ambiente. Y, por último, no olvidemos que los ríos Coello, Cocora y Combeima, sus cuencas y afluentes, como entidades individuales, son sujetos de derecho a la protección, conservación, mantenimiento y restauración. Entonces ¡a cumplir con nuestro deber!
Comentarios