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¿Era necesaria la narrativa utilizada para retirar la imagen de Quintín Lame? ¿Será eso lo que se entiende por “autoridad”? ¿No es, acaso, mejor y necesario incluir a la población –toda representada-, en la construcción y representación de la memoria histórica de nuestra ciudad y nuestro departamento? A esto último creería que sí y, para lograrlo, se requiere aceptar la diferencia, respetarla y promoverla.
Es a través de la inclusión sin exclusión de las ideas, las creencias, los orígenes, que podemos avanzar como personas y como colectivo, pues, de esta forma se encuentra un camino de entendimiento para superar nuestras propias carencias, pero hay que exponer y defender lo que pensamos, lo que creemos, con sus características, para lograr entendernos y trazar un objetivo común.
Vivimos en tiempos volátiles, sin ir muy lejos, hace 5 años, en el Plebiscito por la Paz, el país se dividió y ganó el NO, un momento coyuntural de profunda división política de Colombia que, a hoy, se sigue manteniendo vigente. No podemos seguir fracturados y divididos, máxime cuando debemos reafirmar el compromiso con la vida y el respeto a la diversidad.
Como población ibaguereña y tolimense, en espacios abiertos por la Administración Municipal que propicien el diálogo, nos tenemos que encontrar para recordar y conmemorar a quienes han contribuido a forjar esta tierra y el carácter de quienes nacimos, crecimos, trabajamos y vivimos aquí, en cualquiera de estas facetas de la vida, sin exclusiones, que, con seguridad, luego de una profunda reflexión y revisión histórica, nos vamos a sentir representados.
Entre otras cosas, este ejercicio es necesario, pues nos permite conocer y profundizar la historia, el pasado, el legado y las características individuales y colectivas, así como el territorio para poder avanzar en lo que está pendiente, como por ejemplo, diseñar a largo plazo la vocación económica de la ciudad –esta es la fuente de las cosas, saber hacia dónde voy- y dirigir los esfuerzos, incluido el presupuestario, al cumplimiento de esa misión, alcanzar la reconciliación, tanto con la sociedad –en términos de equidad-, como con la economía local –en generación de oportunidades- y, por supuesto, el territorio –con respeto y promoción del medio ambiente y quien lo habita-.
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