Al oído del diablo

Camilo González Pacheco

El diablo, es un personaje de moda en el Tolima. Está rondando sigilosamente varios escenarios de la región. No sólo los acostumbrados de susto, miedo y misterio, sino también los académicos. La semana pasada -por ejemplo-, el profesor Julio César Carrión presentó en la Biblioteca “Darío Echandía” su más reciente investigación, “La impronta de Diablo en la mitología del Progreso”, un documentado y serio estudio sobre este interesante y recóndito asunto.
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Ahora bien, tras la diabólica sombra de la impronta ya citada, se motivó la oportunidad de escudriñar fuentes especiales sobre el pasado, presente y futuro del escurridizo personaje, y en ese laberinto literario  apareció como un diabólico milagro, “El Diccionario del Diablo”, recopilación satírica  de 998 definiciones corrosivas, escritas por el periodista y satírico estadounidense Ambrose Bierce, y publicado por allá en 1911. 

 

Para efectos de conocer el estilo de esta monumental obra, resaltamos algunas palabras de la letra “A” del Diccionario. Ojalá los lectores, puedan profundizar en otras letras del abecedario. Aquí, van algunas de la “A”: 

 

Aburrido, adj. Dícese del que habla cuando uno quiere que escuche. 

Academia, s. Escuela antigua donde se enseñaba moral y filosofía. Escuela moderna donde se enseña el fútbol. 

 

Admiración, s. Reconocimiento cortés de la semejanza entre otro y uno mismo. 

 

Aire, s. Sustancia nutritiva con que la generosa Providencia engorda a los pobres. 

 

Altar, s. En la actualidad, el término se usa raramente, salvo para aludir al sacrificio de su tranquilidad y su libertad que realizan dos tontos de sexo opuesto. 

 

Ambición, s. Deseo obsesivo de ser calumniado por los enemigos en vida, y ridiculizado por los amigos después de la muerte. 

 

Ambidextro, adj. Capaz de robar con igual habilidad un bolsillo derecho que uno izquierdo. 

Amistad, s. Barco lo bastante grande como para llevar a dos con buen tiempo, pero a uno solo en caso de tormenta. 

 

Amnistía, s. Magnanimidad del Estado para con aquellos delincuentes a los que costaría demasiado castigar. 

 

Amor, s. Insania temporaria curable mediante el matrimonio, o alejando al paciente de las influencias bajo las cuales ha contraído el mal. Esta enfermedad, sólo se expande entre las razas civilizadas que viven en condiciones artificiales. A veces es fatal, aunque más frecuentemente para el médico que para el enfermo.  

 

Ancianidad, s. Época de la vida en que transigimos con los vicios que aún amamos, repudiando los que ya no tenemos la audacia de practicar. 

 

Anécdota, s. Relato generalmente falso.  

 

Bueno, nos quedan pendientes, nada más y nada menos, que las demás letras: de la B a la Z. El temario expuesto por Bierce, es largo y sentimental. Pero, por lo menos, ya empezamos.

 

CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO

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