En la mente de Piedad

Piedad Córdoba es una ciudadana altamente compleja, es como una de esas palabras difíciles que se dejan en los crucigramas para el final.

Su rol al interior del rompecabezas político no está del todo claro, pues a muchos nos ha sabido sembrar la duda latente y permanente alrededor de con qué lado está. Culpable o no ella misma de las sospechas que sobre sus filiaciones se ciernen, lo cierto es que su último escándalo en nada ayuda a despejarlas, o tal vez sí, pero no de la forma más favorable para sus intereses.

Esta paisa de 57 años posiblemente ha sido chaperona de más liberaciones unilaterales y ha posado en más fotos con los secuestrados que ningún otro político colombiano, por encima incluso de los presidentes de turno.

La ecuación es sencilla, allí donde haya un par de coordenadas, un helicóptero de la Cruz Roja, una cámara de TeleSur y alguien a quien arrebatar de las garras de la selva, allí estará Piedad Córdoba y su turbante.     

Ella es parte del performance, es el Jorge Barón de aquel Show de las Estrellas, pero ¿Por qué lo hace? Y más importante aún: ¿Por qué la guerrilla solicita que sea ella quien lo haga?

Esto nos remonta al reciente video revelado en el cual se le ve bastante animada mientras enardece los ánimos de los indígenas del Cauca, todo ello días antes del desalojo que la Guardia Indígena ejecutó contra los soldados en ese territorio ¿Por qué Piedad Córdoba hace algo así, incitando incluso a “tumbar al Presidente”? ¿Qué es lo que busca? ¿Votos para llegar a la Casa de Nariño, hogar que anhela tanto como el ministro Vargas Lleras? Pero para qué, si ya fue inhabilitada en 2010 por la Procuraduría durante 18 años ¿Ser la primera dama de Venezuela? No necesita a los Nasa como Celestinos para eso ¿Un Nobel de Paz? Calmada mujer, que una golondrina no hace el verano.

Y esto es quizás lo más preocupante de su reciente mitin: Piedad Córdoba ya no tiene una ilusión electoral a corto plazo.

En el pasado cuando se le veía empuñando algún discurso incendiario y polémico se podía escudar diciendo que buscaba los sufragios de un sector inconforme de la sociedad colombiana, pero hoy esa excusa bajo el nombre de la pluralidad democrática no es una carta que se pueda jugar ¿Será entonces que estamos ante una Piedad que, tras perder todo chance político por cortesía del Procurador Ordóñez, fue al Cauca para atizar los carbones del caos por amor al caos mismo?

Esta es sólo una hipótesis sobre lo que sucede en la mente de Piedad y con la cual espero equivocarme, ya que de lo contrario el estado tendrá que dejar de lado la condescendencia que frente a ella siempre ha manejado y empezar a considerar si la presunta Teodora de Bolívar está tambaleando en la frontera del Código Penal cuando irresponsablemente invita a “hostigar al ejército” y logra desatar fuerzas que el Gobierno con impotencia no puede contrarrestar.



Credito
Fuad Gonzalo Chacón

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