¿Seguridad para encuentros deportivos?

Recientemente escuchaba a la comunidad señalar, como los encuentros deportivos en los estadios, venían siendo considerados de alto riesgo, desdibujando el sentido real de este evento, considerado como un espacio para departir con familiares y amigos en un ambiente sano.

Cabe entonces recordar que en el año 1990,se dieron los primeros síntomas de conformaciónde grupos que por su extrema afi ción alfutbol, los denominaban “Barras Bravas”, siendoeste apelativo, representación al sentimientode simpatía a un equipo en particular, peropara ese entonces, no representaba una problemática,toda vez que sus integrantes dedicabantiempo sufi ciente a su equipo, sin importar elresultado, disfrutando realmente el espectáculodeportivo.

Para comienzos del año 2000, se presentansíntomas de variación en el comportamientode algunos hinchas, quienes evidenciaron unfanatismo irracional desdibujando el propósitode esparcimiento deportivo que genera un partidode fútbol, eventos asociados a las accionesvandálicas que protagonizaban los denominados‘hooligans’ en Inglaterra, y los cuales muyposiblemente fueron inspiración para el iniciode una nueva época en los estadios, donde lasautodenominadas “Barras Bravas” se apropiaronde este escenario deportivo para consumiralcohol, sustancias alucinógenas y enfrentarseentre compañeros de equipo, así como consus contrarios, generando riñas por intoleranciabajo efecto de estupefacientes.

La Policía Metropolitana de Ibagué se havisto en la necesidad de redoblar esfuerzos,concentrando el mayor número de personalpolicial en los eventos deportivos, tendiente agarantizar la seguridad de los asistentes, pero lairracionalidad de unos pocos afecta el trabajointerinstitucional que con antelación se realizacon los representantes del comité local del fútbol,directivos del Deportes Tolima, AdministraciónMunicipal y Policía Nacional.

Este escenario permite evidenciar que losdenominados líderes de grupos y/o barras nocuentan con capacidad de control sobre sus seguidores,quienes utilizan diferentes métodosde ocultamiento para lograr ingresar sustanciaspsicoactivas, armas blancas y demás elementoscon los cuales podrían causar daño a un inocenteasistente, acciones que se traducen envandalismo, lesiones personales y consumo deestupefacientes que a la fi nal conllevaría a unaamarga decisión por parte del Comité de Fútbolfrente a la necesidad de impedir el ingresoal Estadio de una gran hinchada, afectando lafi esta del fútbol en la ciudad musical.

Ahora bien, traslademos la coyuntura al escenarioexterno, donde hinchas de diferentesequipos propios y visitantes han protagonizadoactos dolorosos de muerte, lesiones personalesy vandalismo, desdibujando el fanatismo de suequipo favorito, por escenarios delincuenciales,motivados ¿por qué?, sencillamente por la faltade cultura ciudadana, donde es lamentablehallar niños, niñas y adolescentes desviados deuna realidad, por el consumo de marihuana, bazuco,bóxer, escenario igualmente aprovechadopara generar zonas de mendicidad.

Me atrevo adecir con responsabilidad que la culpa de estetipo de comportamientos, podría estar asociadaa la educación que algunos padres estaríanbrindando a sus hijos, así como a la pérdida devalores, NNA, quienes aduciendo su derecho ala libre expresión, se estarían convirtiendo enpotenciales delincuentes al interior o fuera deun estadio, siendo un pretexto para este evento,un encuentro deportivo.

Invito a los padres de familia para queacompañen a sus hijos al estadio, disfruten dela mejor fi esta deportiva, generando espaciosfamiliares y de convivencia ciudadana; igualmente,a los amantes del fútbol, a los buenoshinchas que apoyan a su equipo en las buenasy malas, sin tener en cuenta un resultado quea la larga solo favorece o benefi cia a los equiposque juegan por lograr ese gol que reactivala fi esta y felicidad de los asistentes al estadioManuel Murillo Toro de Ibagué.

Credito
CR. FERNANDO MURILLO ORREGO

Comentarios