Vota tolimense 

Darío Ortiz

Desde que se creó la circunscripción nacional para el senado de la República en la constitución del 91, el departamento del Tolima perdió liderazgo y capacidad para influir en las decisiones que se toman en Bogotá, pero que afectan hasta el último rincón del país.
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Hoy somos un departamento de media tabla en casi todos los indicadores, cuando no estamos liderando las estadísticas de desempleo, corrupción, violencia y demás flagelos. Casi desde que se estrenó la norma, cedimos los votos a candidatos de otras regiones perdiendo la capacidad de elegir un número de senadores acorde con el tamaño, población y economía de la región; mientras que departamentos como Atlántico o Antioquia la han aprovechado para volverse voces mayoritarias en el congreso, logrando grandes tajadas allí donde hay algo de torta para repartir, desde el presupuesto de la nación, hasta el último gramo de mermelada burocrática.  

En un artículo de enero de 1998 en El Tiempo ya se preguntaba Juan Lozano si era “porque comprar votos en el Tolima es más barato que comprarlos en la costa” o “porque dirigentes tolimenses quieren meterse unos pesos al bolsillo y venden – como si fueran vacas – unos votos a cambio de un jugoso cheque para ellos”. Sea cual fuere la razón, todavía vemos impulsar campañas para cuestionados candidatos foráneos como el caldense Mario Carreño, del partido liberal, a quien la sentencia de un confeso y condenado vendedor de votos en Ibagué puede ponerlo en aprietos.  

Si a este problema, le sumamos que durante este siglo la representación tolimense en el senado, con contadas excepciones, se ha inclinado a votar cuanto proyecto presente el ejecutivo, sin pensar si eso afecta o no al Tolima como sucedió con el TLC que tiene ahogado nuestro agro, entonces es imposible no sentir que estamos perdidos. De continuar así, seguirá disminuyendo la influencia del Tolima en la política nacional y se seguirá reduciendo lo que al Tolima le toque en la repartija de los presupuestos, la burocracia y todo lo que de Bogotá dependa, que es casi todo.   

Así que el primer llamado es a que votemos por candidatos tolimenses, los hay para todos los gustos, y exijamos de ellos compromiso con nuestros problemas y necesidades, pues la situación actual demanda una bancada que realmente le aporte valor a la región.  

La evaluación de nuestros congresistas de cara al Tolima pasa de pobre a deprimente, Ana Paola Agudelo, Miguel Ángel Barreto y Ricardo Ferro, que aspiran volver al parlamento, pudieron hacer mucho más por el Tolima, se los digo sin rubor ni pena.  Así es que el segundo llamado es a que piensen y usen bien su voto porque es la herramienta que tenemos los ciudadanos para que algo cambie favorablemente en la región. Vota tolimense y vota bien, pensando en el futuro. ¿Porque de qué sirve un mercado, o los cien mil pesos que pagan por el voto, si luego no hacen nada para que la gente tenga trabajo permanente y pueda mercar sola.

Darío Ortiz

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