El enigma de los diarios

Por estos días, cuando el diario El Espectador cumple 125 años de haber sido fundado en Medellín, vuelve a surgir el debate sobre el futuro de la prensa escrita, a quien unos le auguran días contados y otros atisban futuros seguros.

Lo cierto es que el mundo de la información ha sufrido cambios dramáticos con la aparición permanente de medios electrónicos, pues la avalancha de opciones disponibles en el mercado hacen prever a muchos que el papel desaparecerá.

Personalmente creo que no es cierto y la prueba está en que los más avezados empresarios hoy están detrás de los medios impresos como opciones claras de expansión, y desde luego de rentabilidad. No es mera coincidencia que el grupo Santodomingo haya comprado El Espectador y lo propio haya hecho Luis Carlos Sarmiento Angulo, el empresario más rico de Colombia, con El Tiempo.

Lo que pasa es que todos esos avances que la tecnología ofrece a diario también son aplicables a los medios de comunicación tradicionales, a los que vemos innovando permanentemente, aprovechando no sólo la tecnología de punta, presente en los equipos disponibles en el mercado, sino ofreciendo otras opciones a través de instrumentos como los celulares, el iPad, las redes sociales y, desde luego, los computadores.

Dentro de todo este esquema es claro que los periódicos han dejado de ser lo que inicialmente fueron y hoy se presentan como alternativas llenas de dinamismo al alcance de un público mucho más numeroso, presente a través de múltiples alternativas de consulta.

A un periódico no lo puede reemplazar un instrumento tecnológico por sí solo, pero el periódico sí se vale de todos los elementos disponibles en la tecnología para llegar a sus lectores.

Basta con observar las diversas alternativas disponibles para acceder a un periódico y podemos comprobar que hoy es mucho más fácil entrar en contacto con los medios que en otros tiempos y que los lectores se han multiplicado de manera asombrosa.

Sin duda la tecnología ha abierto espacios valiosos a los medios impresos y eso les ha permitido combinar toda clase de instrumentos para llegar de una manera mucho más rápida y efectiva a los lectores.

Lo que sí es cierto es que quienes no están en condiciones de asimilar rápidamente los avances tecnológicos se van quedando rezagados y hasta de pronto olvidados definitivamente por los clientes actuales y futuros.

A todos estos interrogantes, la respuesta la han dado de manera contundente e inequívoca los empresarios, que se disputan afanosamente las participaciones mayoritarias en la composición accionaria de los medios, antes reservados a fines idealistas y hasta románticos, y hoy convertidos en una clara fuente de crecimiento y de rentabilidad. 

Credito
Eduardo Durán

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