Lo que dejó la Cumbre

Muchas cosas se han dicho de los resultados que arrojó la llamada Cumbre de las Américas, evento de la mayor notoriedad para el Continente y sin duda un punto de referencia para el resto del planeta. Pero vale la pena puntualizar varias cosas.

En primer lugar, podemos decir que se trató de una vitrina sin precedentes para el país, pues el evento transcurrió con calma, con la asistencia esperada y con la presencia durante tres días del más notorio de los personajes del mundo: el Presidente Obama, hecho inédito en esta clase de reuniones.

Esa calma transmitió un mensaje claro al mundo: Colombia ya no es el país de alta peligrosidad que emitía toda clase de miedos y prevenciones.


En segundo lugar, se sentaron varios precedentes claros: Los berrinches no funcionan, como el que pretendió hacer el Presidente del Ecuador, creyendo que lograba sabotear el evento si no se aceptaban las pretensiones que exponía frente a Cuba; si esa intromisión funcionaba, la anarquía sería la que entraría a reinar en el futuro.


El imperio de principios como la democracia y la garantía de los derechos individuales de las personas, no son negociables, y quienes pretenden irse por el camino de su desconocimiento, correrán el peligro de verse excluidos definitivamente; los ejemplos, los lectores los conocen.


Tampoco es posible exigir solidaridades sobre hechos particulares que no sean claros ante el derecho internacional, como fue la solicitud de Argentina, país agresor frente al caso de las Malvinas, en donde el Derecho Internacional señala claros procedimientos para actuar, a la luz de la convivencia pacifica y de los derechos precedentes para cada una de las partes.


En tercer lugar, el escenario demostró que puede ser útil con agendas claras, en donde los objetivos de la comunidad de las naciones miembros se pueden debatir sin interferencias políticas y sin pretensiones de protagonismo individuales.


Temas como la pobreza, la integración y el desarrollo, a parte de los principios filosóficos, deben ser puntos claros de la agenda de trabajo hacia el futuro, en la cual deben actuar todos sus protagonistas.


Y por último, a Colombia individualmente le fue muy bien: El Presidente Santos tuvo un debut impecable y con las mejores calificaciones; el Tratado de Libre Comercio logró su fecha de entrada en vigencia, en un tiempo récord de un mes.


La extensión del periodo de visas para ingresar a los Estados Unidos, aparte de ser un instrumento muy efectivo en la relación, es un mensaje al mundo sobre la situación favorable de Colombia; y la reunión con los 700 empresarios del Continente, mostró a un país sólido, fuerte y de cara a un futuro que despeja incertidumbres y genera expectativas positivas.

Credito
EDUARDO DURÁN GÓMEZ

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