Cuba está dando la fórmula

Eduardo Durán

Los movimientos guerrilleros en América Latina y, particularmente, en Colombia, siempre han mirado el modelo cubano como una inspiración para su lucha, y desde allí se ha auspiciado toda clase de ayuda orientada a oxigenar esa causa y a acentuar las acciones subversivas, pretendiendo establecer algún día modelos similares a los de la isla, basados en un comunismo cerrero, autoritario y alejado de cualquier ideología foránea.

Pero ese oráculo cambió y ahora allí producen toda clase de medidas aperturistas, después de comprobar por más de medio siglo el fracaso como modelo económico y social, pues los niveles de pobreza, a la par que la negación de las libertades individuales y el aislamiento del mundo, condujeron a la isla a un lastre del cual solo se puede dar noticia, conociendo de cerca la condición de inferioridad y de despojo que padece su pueblo.

Esta situación ha llevado a plantear variables rápidas que permitan atenuar el ahogamiento en que están. Ya hemos visto cómo avanzan los procesos, sin que medien hostilidades, sin que se produzcan más arremetidas dolorosas contra otros modelos, y quien lo creyera, sosteniendo un diálogo rápido con los Estados Unidos, su peor enemigo y razón de ser de su lucha.

En cortísimo tiempo, han celebrado toda clase de diálogos, sin amenazas, sin aspavientos y con un sigilo en donde han primado el pragmatismo y el deseo rápido por alcanzar acuerdos, en donde casi todas las semanas anuncian uno nuevo. Ya han abierto sus cielos, ya han programado apertura de embajadas, ya han acordado pactos comerciales, ya han establecido programas de inversión, ya han sustentado la forma de levantar el bloqueo, ya resolvieron el mecanismo en que cubanos y americanos pueden viajar dentro de esos países, ya anunciaron la llegada de cruceros con miles de turistas, y fuera de eso, cada vez que hablan entre sí, lo hacen con un respeto y una consideración que aterran.

¿Por qué ese esquema no se puede lograr en las negociaciones de La Habana, respecto del caso colombiano? Es una pregunta que merece respuesta, pues si no se actúa en consecuencia, el proceso puede registrar un estruendoso fracaso. Ya esa consideración fue claramente expuesta por Humberto De la Calle y es motivo de preocupación en todos los sectores nacionales, en donde la credulidad al proceso todos los días se mengua.

Que vengan entonces la sindéresis, la seriedad y el coraje para lograr los acuerdos esperados y no arrasemos esta oportunidad histórica.

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