El eterno suplente
Debe ser muy triste estar en los zapatos de Vargas Lleras en este momento. Como ningún otro político de este país es él el maestro en el arte de esperar su turno, pues con paciencia de alfarero ató en corto a los demonios de su ansiedad y está haciendo fila, aguardando por el momento de trastearse a la Casa de Nariño.